¿Conoce ese dicho que pide “paren el mundo que quiero bajarme”? ¿ha experimentado esa sensación de impotencia que, mentalmente, implora parar la rotación de la Tierra para bajarse? En otras palabras es estar cansado de la vida, es no desear continuar viviendo que, además, denota decepción, rabia, derrotismo y bajar los brazos para dejar de luchar por algo o por alguien. ¿Responde ese estado a alguna edad especial? ¿A la vejez, a una sensación de tristeza o de depresión profunda? ¿Y cómo es que en mucho más de una ocasión los jóvenes han llegado a sentir la misma sensación de frustración?
Es verdad que la decepción, unida a la frustración, promueve el bajar los brazos; que incentiva a sentarnos en un sillón para transformarnos en simples observadores de los asuntos de la vida, casi inertes, casi blancos o pálidos producto del cansancio. Es cierto que, posiblemente, sintamos que ya los hemos hecho todo y que no existe nada más por hacer en nuestro afán de cambiarle el rumbo a nuestras existencias. Todo puede ser verdad pero de ahí a parar el mundo para bajarnos hay otro gran mundo de distancia. Dejar de luchar por lo que nos interesa e importa es dejarse morir y ello trae consigo el desgano por vivir. ¿Y es eso lo que usted ha experimentado? ¿O acaso por las mañanas no ha sentido el canto de los pájaros que invitan a abrir las cortinas para contemplar los colores de la vida? ¿O acaso no se ha enfrentado cara a cara con la sonrisa de un niño, comparable sólo con la fuerte esperanza de seguir creciendo y seguir luchando para cambiarle el rostro a la vida? ¿O es que enterró para siempre las ansias de darle la mano a la vida para seguir en busca de la felicidad?
Levantarse por la mañana y salir a caminar un rato, es vivir. Salir a la calle para descubrir que ha florecido el árbol que nos conoce desde niños, es vivir. Continuar la marcha para encontrarnos con algún vecino o alguna vecina que nos pregunta cómo estamos, es vivir. Tomar de la mano a un nieto para que admire las maravillas del mundo que con paciencia vamos descubriendo ante sus ojos, es vivir. Todo lo que hacemos es vivir intensamente por lo que sólo debemos pedir que la Tierra siga rotando para continuar viviendo con alegría e ilusión. Eso es vivir.