Un comerciante de la zona nos contaba que existe la idea de lograr que los fumadores no lancen las colillas de cigarros en la vía pública pues están contribuyendo directamente a contaminar el ambiente. Pensar que estos temas ni se hablaban 30 o 40 años atrás y que, incluso, había padres que fumaban en su propia pieza y en presencia de hijos recién nacidos o en desarrollo.
Vamos por parte. ¿Qué hace más daño? ¿El cigarrillo, la marihuana o el alcohol? Los defensores del ambiente seguramente contestarán que los tres, que es la respuesta más lógica aunque algunos parlamentarios y hasta médicos defiendan el uso terapéutico de la “cannabis sativa”.
Si la respuesta fuese que los tres productos dañan el organismo los fumadores tendrían plena razón al reclamar discriminación con ellos puesto que el consumo doméstico de marihuana está permitido sin que existan restricciones al respecto y qué decir del alcohol donde existen bares y restaurantes por todos lados y la restricción queda a cargo de los propietarios de locales que son quienes deciden hasta qué punto le pueden vender a un cliente, limitación marcada por el interés de aumentar las ventas y con ellas las ganancias de su negocio. El alcohol, también mata.
Pero, el problema principal es entender dónde podrán apagar las colillas de cigarros los consumidores pues si se está pensando en ubicar ceniceros públicos en el sector céntrico de la ciudad se estaría discriminando de inmediato a las miles de personas que viven en barrios, poblaciones y villas apartadas del radio central de la comuna quienes, potencialmente, también se estarían contaminando con los restos de cigarros.
Decir que un alcohólico es un enfermo, es verdad. Pero negar que un fumador es un enfermo no sería sincero pues los fumadores llevan el vicio sin poder sacárselo de encima sino con un tratamiento. ¿Y quién asume el costo? ¿El Estado? ¿Se incluiría en el Auge?
Miles y más miles de ceniceros ubicados en la vía pública se necesitarían para que los fumadores caminaran tranquilos evitando contaminar a la zona lacustre. Cuando se adoptan medidas tan duras como prohibir fumar en espacios públicos también se debe pensar en las consecuencias. Porque el otro paso sería vender cigarrillos con golpes eléctricos.