Quizás a ustedes les sucede lo mismo, pero yo experimento además de vergüenza, malestar y un poco de rabia ante el triste espectáculo de olvido, escasa probidad y afán de ser gracioso que nos brinda permanentemente nuestro primer mandatario. Y lo peor es que todos estos innumerables desatinos en Chile y en el extranjero que en algunos casos se ven al filo de la ética y del sentido común, son pan de cada día a sabiendas de que cada tontera se le revertirá rápidamente dada la velocidad de los vientos de la información y como dicen en el campo, la orina lo mojará a él mismo, a toda su familia, a sus partidarios políticos y al país entero. A un Presidente de la República, a sus ministros y a sus familiares los está observando toda la población de un país las 24 horas del día y todo el año. El Presidente sabe que todos sus actos, hasta los más secretos serán de conocimiento público y sometidos al riguroso escrutinio ético y estético de todos. La pregunta del millón es: ¿Por qué lo hace y lo sigue haciendo sin necesidad alguna de caer en estas tonterías? ¿Serán actos compulsivos? ¿Neuróticos?
Hoy se ha sabido por los medios (CNN, Radio Cooperativa, El Dínamo y El Mostrador) de la reciente decisión de Sebastián Piñera por ordenar las cuentas de su casa y bienes en el Lago Caburgua después de 30 años de irregularidad tributaria. ¿Para qué estas pillerías y triquiñuelas financieras en una persona que no tiene ninguna necesidad económica y que es sabidamente multimillonaria?
Lo de sus hijos Cristóbal y Sebastián en China rayó en lo cínico y en la más absoluta carencia de criterio. Ahora, las disculpas y chistes del Presidente en torno a este equívoco agravan aún más la falta. Ambos jóvenes profesionales y empresarios en el rubro de la alta tecnología, mayores de 30 años, sin duda, fueron en el viaje presidencial a China, no en calidad de regalones y para estarse con mamá y papá en el exótico oriente chino. Fueron en un viaje de Estado y con medios fiscales a realizar contactos nuevos o de cierre de negocios importantes previamente concertados, gozando de un estatus de autoridad muy único y privilegiado. Esa es la firme o la cruda “verdad de la milanesa”. Que después de las críticas, quieran pagarle a la FACH por el viaje y al fisco por la hotelería y las ricas cenas, es cuestión tardía y de monta menor. En la ética, son los hechos los que hablan de los valores de las personas.
Todo esto es triste para nosotros, chilenos comunes y corrientes que nos acostumbramos a la sobriedad y decencia de nuestros Presidentes democráticamente elegidos. González Videla, Alessandri Rodríguez, Frei Montalva, Allende Gossens, Aylwin Azocar, Lagos Escobar y Bachelet Jeria, todos ellos estadistas serios y honrados que sin ser millonarios al comienzo de sus mandatos, tampoco usaron este cargo para enriquecerse. Eso se ha perdido en la actualidad y añoramos recuperarlo.
(*) “Piss Against the Wind” = “Orinar Contra el Viento”
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