Uno de los locales comerciales más antiguos de Villarrica, “Casa González”, ubicada en Camilo Henríquez 315, cerró sus puertas hace algunos días y su dueña, Uberlinda Aguilera, viuda de Marcial González, llegó hasta nuestras oficinas para a través de estas páginas, poder despedirse y agradecer a cada una de las personas que formaron parte de su clientela y de la comunidad en general.
“Quiero partir dando las gracias a todas las personas que durante todos estos años llegaron siempre a mi negocio, muchas veces no a comprar, sino que sólo pasaban a saludar, gesto que siempre agradecía y se los decía pues muchos de mis clientes que al igual que yo ya son mayores, conocí a sus hijos y a sus nietos, y eran ellos quienes me decían ‘yo cuando chico venía con mis papás a comprar aquí’. De esta forma fui conociendo a las familias y a su descendencia en la zona”.
La historia
“Este negocio comenzó en el año 1938, después que nos casamos con mi esposo Marcial González. En aquellos años la familia de mi marido trabajaba trayendo carros con mercadería de Talca, eran ellos quienes surtían nuestro negocio pero con el paso de los años esto significaba mucho trabajo para él pues había que ir a Santiago en busca de la mercadería. Fue esto lo que nos hizo cambiar de rubro y dedicarnos a la venta de abarrotes siendo nuestro local el primer emporio de la comuna, bautizado como ‘El Emporio Talca’, negocio que dependiendo de las necesidades fue cambiando nuevamente de rubro, hasta que hace 30 años nos dedicamos al menaje y ferretería”.
“Viví la evolución del comercio en Villarrica”
“Cuando llegamos a esta ciudad era un pueblito chico, en aquellos años no habían autos ni camiones para llegar a la Estación de Ferrocarriles, ubicada donde hoy se encuentra Villa Estación, se hacía de a pie, en carreta o a caballo. Después de 80 años Villarrica es otra cosa, una ciudad grande, con sus calles pavimentadas, con locomoción a todas partes, y si bien es cierto es lindo ver el progreso, pero tristemente éste trae consigo lo impersonal, pues antes yo y mi familia atendíamos a cada uno de nuestros clientes, un trato directo, lo que se mantuvo hasta que cerramos las puertas de nuestro negocio, pero ahora en la gran mayoría de los negocios las personas se atienden solas en los supermercados y en las tiendas. Viví la evolución del comercio en Villarrica, pues hoy en día tenemos una gran ciudad comercial y educativa pues contamos con colegios, liceos y hasta Universidad, en 80 años vi cómo cambió esta ciudad”.
El adiós
“Me dio mucha pena cuando ya decidí cerrar el negocio, fueron tantos años de trabajar junto a mi familia y recibir el cariño de todos las personas, es por eso que hoy quiero usar las páginas de nuestro diario, porque es de nuestra comuna, para poder despedirme y desearle a cada una de las personas que conocí y me conocieron, la mejor de las suertes y que Dios los bendiga”.