En el Día del Medio Ambiente, es oportuno recordar que la disposición de residuos sólidos en ciudades, pueblos y sectores rurales del país, es un problema generalizado en Chile en los últimos años, lo que se ha hecho más crítico en la medida que ha ido aumentando la población y el consumo.
La mayor parte de las comunas se está viendo enfrentada a esta compleja realidad al momento de responder interrogantes de qué hacer y dónde depositar los desechos cada vez más abundantes de modo tal que no se afecte el medio ambiente.
En el país se nota ausencia de decisiones y normativas sobre la industrialización de la basura, proceso para el cual se haría necesaria fuerte inversión privada, como sucede en otros países. En Chile el concepto de reciclaje de residuos se considera imperioso, pero hasta ahora no se ha plasmado en políticas públicas claras y coherentes.
Ante este panorama, hace un tiempo llamó positivamente la atención la iniciativa emprendida por el municipio de Gorbea, en orden a buscar asociatividad con los municipios de Villarrica, Pitrufquén, Loncoche, para encontrar una solución compartida al problema de la saturación de los vertederos y rellenos sanitarios de cada comuna.
En un encuentro de hace más de un año, se vio la necesidad de unirse para construir un vertedero común que fuese útil a los requerimientos de las cuatro comunas. Al parecer, han quedado muchos aspectos que estudiar para viabilizar la idea y, entre ellos, uno que podría representar un escollo difícil de salvar: ¿en qué comuna se construiría ese vertedero común?
Interrogantes como ésta deberán ser respondidas con altura de miras, con generosidad y visión de futuro inmediato, teniendo presente el bien común, de modo que ninguna comuna aproveche el factor unidad para solucionar sólo su problema.