¿Quién podría pensar que los gravísimos problemas que enfrentan las personas en materia de salud pública no han sido resueltos durante décadas en el país simplemente por maldad? El sentido más común diría que nadie, porque de no ser así se estaría ante un flagrante atropello a los derechos humanos.
Las razones con que se explican estas situaciones que afectan la humanidad y dignidad de las personas oscilan más bien entre falta de presupuesto y de gestión. La voluntad política no puede eximirse de responsabilidad.
Los hospitales ven rebalsada su capacidad de atención tanto de urgencia como de pacientes en tratamiento y crónicos. Falta implementación, insumos, camas, médicos generales y, sobre todo, especialistas. Hay insuficiencia de pabellones quirúrgicos. El personal administrativo y auxiliar de salud está mal remunerado y tampoco es suficiente.
Fantasmagóricas escenas de pacientes graves esperando atención en camillas y, lo que es mucho más desolador, pacientes siendo atendidos en el piso (Hospital San José de Santiago), es el dramático resultado de esta vergonzosa realidad.
Entonces, en los planos presupuestarios, de gestión y de voluntad, debe necesariamente encontrarse una urgente salida que devuelva la dignidad perdida a miles de chilenos de todas edades. Si bien hay algunos nuevos hospitales en ciudades medianas, no se ha encarado aún la situación en las capitales de regiones, incluidas la Araucanía y la Metropolitana.
Es imperioso introducir absoluta racionalidad en las asignaciones presupuestarias de acuerdo a reales prioridades partiendo por la salud pública. Al examinar partidas de la Ley de Presupuesto, se observa que hay gasto fiscal en muchos casos absolutamente prescindible o excesivo. En la administración pública hay un panorama insólito de millonarios sueldos y asignaciones de altos funcionarios rayano en la grosería.
Es evidente que falta austeridad como norma, exigencia y control en el funcionamiento administrativo del Estado. Estos son algunos de los factores que repercuten a veces trágicamente en la atención de salud de los chilenos. Eso no puede ser. La salud de los chilenos no puede seguir esperando.