El miércoles 19 realmente y de manera oficial, se celebra el Día del Padre. Que este domingo, el 16, lo hagamos por una cuestión meramente comercial, es harina de otro costal pues permitirá que, al menos, la familia se reúna en un día festivo en torno a la figura paterna.
La verdad es que cada día en que enfrentamos esta fecha, siempre y sin querer, se resalta más la figura de la madre. ¿Cómo es eso? Vamos por parte.
En primer lugar nuestro homenaje a los mal llamados jefes de familia pues nunca lo hemos sido, no en tiempos modernos en que el machismo y el control total tienden a extinguirse. Cada vez más los roles son compartidos, tal como debe ser. ¿No creen?
Nuestro saludo a aquellos abnegados papás que siempre y en todo momento lo dan todo por sus hijos y por sus familias, que trabajan de sol a sol en procura del sustento familiar, que ven a sus mujeres como compañeras de vida y aliadas y no como objetos laborales domésticos. Abrazos para todos esos padres que se juegan la vida por darle educación, vestuario, alimento, techo y todo lo que se necesite para sus hijos, incluso postergando sus propios sueños y anhelos, Capaces, ellos, de sentarse en un sillón de alto ejecutivo como de tomar la pala en faenas de construcción, de dirigir los destinos de una empresa como de laborar y hacer producir la tierra en el campo. Padres que no se fijan en nada más que en el sacrificio necesario para hacer crecer sus familias, para hacerlas más grandes y con más medios para el desarrollo personal y colectivo de los suyos. Hombres que no llevan puestos los pantalones porque sí, a pesar que con gusto se introducen en el mundo de la cocina para preparar la comida de quienes aman. Seres humanos aparentemente duros pero que conmueven y hacen reír a los suyos con tantas y tantas anécdotas de vida. Hombres de verdad que entienden perfectamente el rol que les corresponde y que no cierran ninguna puerta que impida el desarrollo de quienes aman, incluidas sus mujeres.
Sin embargo, no es lo mismo. Las grandes empresas no invierten lo mismo para el día de los padres que para el de las madres, la expectación hogareña no es similar, las calles no se repletan igual de comerciantes ambulantes y las radios, por ejemplo, no reciben la misma cantidad de saludos que para el día que, legítimamente, les corresponde a las madres.
Po eso mismo, quizás, en el Día del Padre más asoma, con mayor intensidad la figura maternal, insuperable, por cierto. Pero, tampoco nos quejamos pues para los padres sólo es necesario saber que nos quieren y respetan. Eso ya constituye una enorme recompensa, eso ya nos ablanda el corazón y nos permite redoblar las fuerzas para seguir por la huella que hemos escogido caminar.
¡Feliz día, queridos amigos!