De acuerdo a fuentes confiables, la situación del comercio local está bastante deprimida. Pero, sería injusto afirmar que aquello sucede sólo en la zona lacustre o en nuestra región pues las mismas fuentes aseguran que algo muy similar está ocurriendo en todo el país. Triste y preocupante si pensamos que las pymes chilenas proporcionan trabajo a centenares de miles de personas que, a su vez, son la fuente de ingreso y de subsistencia de sus respectivas familias cuyos integrantes, en su enorme mayoría, se encuentran en proceso de aprendizaje, es decir, niños y jóvenes que acuden a la escuela, al colegio, liceo y universidad. Desde ese punto de vista el asunto es doblemente serio y preocupante.
Lo peor que puede pasar es que la clase política se enfrasque en discusiones estériles, sin sentido, motivada por intereses mucho más partidistas que guiada por las necesidades de la gente. ¿Leyó bien? La gente, es decir, de aquellas y aquellos que mueven al país. Hablamos de profesores, obreros, de profesoras y obreras; de profesionales, técnicos, de millones de personas que requieren de medidas urgentes, que precisan de acuerdos, de tomarse de la mano para que aquella gente pueda hacer renacer sus esperanzas.
La terquedad y la ceguera son verdadero opio para la gente, gente que somos nosotros mismos: dueñas de casa, dependientes de negocios, lustrabotas, taxistas, profes, auxiliares de enfermería, actores de escenarios pequeños, aquellas y aquellos que laboran en farmacias y millones y millones de otras gentes, de otras personas. Aquella terquedad fanática trata de mostrarnos una realidad que sinceramente no se siente, no se ve y no se palpa. Pretender discutir los problemas del magisterio sin la presencia de los principales protagonistas es, lisa y llanamente, terquedad. La vida no es sólo dictar leyes pues encierra mucho más. Quizás sólo sea dejar nuestros intereses personales de lado para dar lugar a la comprensión, al diálogo, a entender la inteligencia de cada uno al servicio de un país. El dinero, de verdad, suele ser terco y arrogante.