Recién iniciando el 2020 y en afán de ordenar los pensamientos, situación que nos permitirá abordar de mejor manera este nuevo período de la historia de nuestras vidas, es casi imposible no traer a colación algunos hechos sucedidos el año pasado y que cambiaron definitivamente la vida del país. Aprendimos, por ejemplo, que los bancos han sido implacables y que conscientes de su rol devorador de dinero, simplemente no conceden ninguna garantía a nadie. Nos da la sensación que en medio de un violento terremoto, igual seguirían llegando mails con cobranzas y que, peor todavía, el día en que se acabe el mundo, si es que sucede, las últimas en dejar de trabajar serían las oficinas de cobranzas judiciales. De humanidad, un cero redondo y enorme.
Aprendimos, con enorme crueldad, que la vida es dinero, sólo el aroma y el sonido de billetes y monedas. En torno a esos “valores” giran nuestras existencias, tristemente. Porque un médico, en otro ejemplo, por mucho que se haya mercantilizado en las últimas décadas, no deja de intervenir ante la presencia de un herido a causa de un accidente en la calle. Una enfermera pondrá su alma a la hora de ayudar al prójimo sin que el dinero sea la razón para hacerlo. Hasta el almacenero de la esquina del barrio, tiene suficiente compasión cuando se trata de proveer de alimentos a una familia que cruza por un pésimo momento por responsabilidad de autoridades que no supieron cómo conducir al país.
Francamente, nos dan pena las pymes de Chile, sometidas a un sufrimiento extremo en los últimos años porque, sépanlo todos, los problemas de Chile no tuvieron su punto de partida el 18 de octubre del año pasado. Esa es la última mentira a la que hemos sido sometidos. El drama se inició mucho antes y el Correo del lago lo fue denunciando oportunamente. No ha sido posible conversar de lo que viene este año pues es demasiado lo que ocupa nuestras mentes en relación al 2019. No entendemos si vivimos en medio de una broma, si debemos lanzar una carcajada llena de dolor o dejarnos morir por la angustia. En todo caso, recordemos que en estos días nos visita un circo. Quizás nos olvidemos del año pasado, por un par de horas.