Al poner este título al Martes de Comentario de esta semana, intento establecer un parangón o comparación entre lo que sucedió en Alemania el día 9 de Noviembre de 1989 y lo que acaeció en Chile el 18 de Octubre de 2019.
Para los que no saben o lo han olvidado, el Muro de Berlín fue una muralla que formó parte de la frontera inter alemana desde el 13 de agosto de año 1961 y fue derribada progresivamente a partir del año 1989. Este muro, construido en Berlín por mandato del gobierno soviético y las autoridades de la RDA, dividió la capital alemana en dos partes durante 28 años. El gobierno comunista de la Alemania del Este fue el resultado de la repartición de territorios alemanes entre las potencias aliadas y ganadoras de la Segunda Guerra Mundial. La parte occidental de Berlín, quedó en manos militares de los EE.UU.
La RDA, o República Democrática Alemana, fue un experimento expansionista de La Unión Soviética en donde se intentó replicar el modelo de sociedad comunista similar al de la Unión Soviética, de manera impositiva e inconsulta. La RDA, fue siempre una Dictadura Militar.
En Chile y estoy hablando del Chile de la Dictadura Militar, se impuso, también, un modelo político y económico de manera autoritaria e inconsulta. El modelo político fue una tiranía y el nuevo modelo económico, importado desde la escuela de Chicago en USA, fue el llamado Neo Liberalismo, que privatizó todos los medios de producción, y vendió al extranjero el agua y la energía eléctrica. Este modelo de capitalismo desmedido y sin control del Estado, no terminó con la dictadura, sino que por el contrario, perseveró y creció en los gobiernos democráticos de la Concertación.
Ambas tiranías, la comunista en la RDA y la capitalista en Chile, generaron en sus poblaciones verdaderas “bombas de tiempo”, por diferentes razones. En la RDA, por la permanente falta de libertad y gran opresión de toda la población. En el Chile posterior a 1990, no se cambiaron las reglas de la dictadura y la gran mayoría de los chilenos fue acumulando deudas, abusos, malos servicios básicos y corrupción observable en todas las instituciones del Estado. La frustración general se expandió y el estallido social se hizo inevitable.
Al igual que en Alemania, en Chile, de la manera más inesperada, se produjo la detonación de esta “Bomba de Tiempo”, que no fue detectada por la clase política y gobernante, dejando atónitos a todas las autoridades y con una capacidad de reacción oportuna que raya en la inoperancia y la más absoluta carencia de manejo político que entienda y dé soluciones a las demandas de las grandes mayorías.
NOTA: Existe una comparación plausible en ideas y sentimientos, entre los grafitis y frases de lo que queda del Muro de Berlín en Alemania y los murales de la Zona Cero en Santiago de Chile.
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