En la encuesta nacional aparecida recientemente y que muestra el nivel de adhesión o aceptación de la clase política del país, del gobierno y del propio presidente Sebastián Piñera, los resultados son francamente deplorables. Recordamos que durante el segundo gobierno de Michel Bachelet, cuando la entonces presidenta tocaba fondo con un 15 % de respaldo, quienes eran sus opositores hablaban de elecciones anticipadas, pedían su cabeza e insinuaban su renuncia. Ahora, con Piñera recibiendo un magro 6 % de respaldo, no dicen nada o buscan justificaciones de otro tipo. Y la actual oposición, al menos parte de ella, también quisiera que el presidente renunciara.
Creemos, firmemente, que ese no es el camino. Los gobiernos elegidos democráticamente, no pueden ser reemplazados de acuerdo a lo que digan las encuestas. Éstas, no pasan de ser una cifra que puede demostrar el descontento de la gente pero no una herramienta para destituir a un gobierno. La encuesta debiera ser una muestra que sirva a los gobernantes para rectificar caminos que la ciudadanía está rechazando o para indicarle a cada gobierno los temas que la gente exige atender.
El desastre de la clase política, demostrado con un bajísimo y vergonzoso 2% en la misma encuesta, debiera ser un fuerte remezón a la conciencia de los políticos de Chile. Un llamado a la conciencia de cada uno, al amor propio y a la autoestima pues ese 2 % demuestra con claridad y contundencia que la ciudadanía no soporta más la arrogancia, la indiferencia y el desapego de muchos políticos con sus representados, con sus electores, con quienes depositaron su confianza en ellos y que hoy se ven absolutamente desamparados y frustrados.
Pero, lamentablemente, nadie parece entender lo que pasa en el corazón y en el alma de los chilenos. Gobierno y políticos siguen defendiendo intereses que, definitivamente, no son los de la gente que clama por rápidas o urgentes cambios en áreas de real importancia y que hoy siguen discutiéndose, tramitándose y postergándose con una lentitud irritante. ¿Saben? Ni siquiera queremos pensar en cuál será la marcha del país cuando llegue Marzo. ¿Y ustedes? ¿Se imaginan algo?