Felices de haber vivido una nueva experiencia y conocer más personas con su misma condición se encontraba el centenar de jóvenes que durante la semana pasada participó del 6º Campamento Internacional de Sordos, el cual tuvo lugar en el sector de Molco, de Villarrica.
Uno de los temas que se abordó en este campamento tiene que ver con la inclusión como lo dice la coordinadora de esta actividad, Catalina Ramírez, quien dijo “lamentablemente en Chile aún falta mucho para que las personas sordas seamos parte de una sociedad inclusiva, pues, nuestro obstáculo es la comunicación, aunque la ley dice que toda entidad pública o del Estado debe contar con una persona que comprenda nuestro lenguaje y esto en la realidad no existe”.
Entre el centenar de participantes se encontraban estudiantes y profesionales llegados de distintos países de Sudamérica quienes junto con compartir su cultura y sus costumbres, hablaron acerca de cuál es el lenguaje con el cual se comunican y cuál es el apoyo que hay desde el gobierno de cada uno de sus países. Además de las diversas charlas y talleres los participantes visitaron el sector de Playa Linda, visitaron centros termales y conocieron el sector.
Al ser consultada la organizadora del campamento expresó que “nosotros, las personas sordas, no contamos con ningún tipo de apoyo para nuestra educación. Por ejemplo, yo soy trabajadora social y al momento de ir a la universidad mi familia fue quien costeó a la persona que me transmitía todo lo que decían en las clases. Del Estado lo único que recibimos es la pensión que son ahora cerca de 100 mil pesos. O sea, si nos comparas con otro tipo de personas es prácticamente nulo el tema de inclusión, pues para las personas no videntes está la escritura braille, para las personas con movilidad reducida los accesos universales y para nosotros ¿que hay? Nada, porque cuando vamos a las oficinas públicas nadie sabe cómo comunicarse con nosotros y tenemos que recurrir al teléfono o al papel y al lápiz”. Junto con lo anterior Catalina se refirió a la exclusión pues si bien hay muchos sordos que con esfuerzo y tesón han logrado estudiar y titularse, no encuentran trabajo en lo que estudiaron, porque como son sordos no se pueden comunicar, pero ellos sólo no escuchan porque lo demás lo pueden hacer sin ningún problema, y aquí está de nuevo la inclusión, porque así como se enseña otros idiomas no se imparte el lenguaje de señas”.
Roció Romero, participante, relató su experiencia como estudiante diciendo que “hoy soy estudiante universitaria de 4º año de arquitectura en Viña del Mar y aunque no lo creas he sufrido de bullyng por parte de uno de mis docentes y a pesar de haber seguido todos los conductos para que sea sancionado, esto no ha pasado. Ser profesional para un sordo es difícil porque lleva asociado un gran gasto económico. El Estado tiene una gran deuda con la comunidad sorda”.
Este campamento comenzó hace 12 años, pues se realiza cada dos y tiene como objetivo que las personas sordas se conozcan y tengan un espacio para compartir con quienes al igual que ellos enfrentan esta discapacidad.