¿Quién dijo que el tango es gusto sólo de personas mayores? En la cuna del tango, en Buenos Aires, y en muchos otros lugares hay jóvenes que han ido descubriendo los secretos del famoso ritmo musical.
En Villarrica y de Pucón funcionan talleres o clubes que cultivan este hermoso baile que, si bien es cierto integran numerosas personas mayores, también motiva y atrae a jóvenes. Es el caso de Paulina Covián Abedrapo, en pareja, 3 hijos, nacida en Santiago, 8 años en Arica y ahora con 6 años de residencia en Villarrica.
Paulina desarrolla además polifacéticas actividades. Es pintora, instructora de yoga y terapeuta en biomagnetismo. Por si fuera poco, revela que le encanta practicar dibujo como elemento de autoayuda y con niños para acercarlos a la naturaleza de modo espontáneo. Y, también se está iniciando en apicultura orgánica.
El tango
La joven entrevistada se explaya con entusiasmo sobre el tango. “Lo aprendí por casualidad. Primero me integré a un grupo en Villarrica y ahora en Pucón, en donde comparten esas aficiones personas de distintas generaciones. Nos interesamos por bailar el tango y disfrutamos mucho. Hemos crecido mucho con el tango y la pasión por esta música nos hace evolucionar incluso como amigos”.
Pero no sólo el tango es el motivo principal del grupo en Pucón. También practican bailes con otros ritmos, salsa, rock ‘n roll y hasta música árabe. “La verdad es que somos como una familia lo que nos permite interactuar amistosamente”, explica Paulina. “Creo que el tango es muy sanador, porque en el baile tiene posturas y movimientos del cuerpo que son muy naturales al ser humano. El tango tiene una línea energética y la energía es contagiosa”, añade en su particular visión de este género musical.
“Aprendí a bailar tango y ritmos similares a los 26 años en Santiago y me encantó la milonga por lo espontáneo y ágil que es. Me gusta el tango más antiguo, instrumental, para escucharlo o bailar. Me agrada el tango romántico, bien dramatizado y bien expresado”, refiere Paulina, al paso que recuerda un dicho sobre el tango: “El hombre conduce, la mujer se luce”, a lo que ella agrega: “El hombre dirige y la mujer es energía receptiva”.
El biomagnetismo
Paulina cuenta que lleva 13 años de práctica yoga y 5 en el biomagnetismo. Ella define así el método del biomagnetismo: “A través de imanes se reparan líneas energéticas que han perdido su campo magnético en equilibrio, lo que provoca alteración en el Ph de las células. Al cambiar su carga da paso a posibles enfermedades o a desequilibrios emocionales. Con los imanes se descarga el cuerpo de la energía en desequilibrio”.
Y refiriéndose al yoga, sostiene: “El yoga es otra gran herramienta para la sanación del cuerpo, mejora la concentración y libera el alma. El biomagnetismo y el yoga son métodos practicados como autoayuda que también aplico en mis terapias, siempre observando su efectividad”, explica.
La familia
“Me siento feliz con todo lo que hago, todo esto mejora mi vida y me da felicidad en paralelo a la crianza de mis hijos”, afirma la entrevistada.
Paulina narra que cuando criaba a su segundo hijo dejó actividades comerciales de comida vegetariana en Santiago. “Tengo muy claro que lo primero es la familia. Ahí pude trabajar como instructora de yoga mientras criaba a mi hijo. Al mayor le enseñé gimnasia olímpica. Actualmente introduzco a niños en la experiencia de gimnasia en mis talleres”. Luego Paulina Covián comenta que “ninguno de estos talleres es un negocio aunque en algunos casos hay contribuciones monetarias. A mi pareja le parece bien todo lo que hago, me apoya, pero no se involucra”, comenta.
Respecto a su visión del mundo en que se vive hoy, afirma: “El mundo ha cambiado. Las personas hemos perdido nuestro propio sistema de sanación a través de la creación. Por ejemplo, trabajando en familia con la tierra (huertas), se puede recuperar ese sistema haciendo cosas lindas”, expresa finalmente.