Horroriza percatarse que todos los días se producen abusos contra niños inocentes e indefensos de nuestro país. Entendiendo que la justicia, al resolver sobre visitas paternas, lo hace con la plena convicción de ser justa y equitativa y sin saber, porque no se puede adivinar, qué pensamientos cruzan por la mente de un depravado que nunca se ha mostrado como tal, una vez que se reúnen los antecedentes debe actuar con todo el rigor de la ley. Golpear a una mujer, amenazar de muerte, robar, delinquir en general, es deplorable y repudiable, pero acometer contra menores de edad no tiene comparación alguna.
Hoy por hoy aparecen depravados abusando de niños de 8, 6, 5, 3 y hasta de menor edad, provocando hechos que remecen la conciencia, la razón y el alma. Es cosa de imaginarse el dolor intenso al interior de una familia remecida por una situación de esta índole. Es cosa de pensar el costo sicológico para las criaturas abusadas.
Por lo mismo, el primer consuelo que se puede exigir y al que se debe legítimamente acceder, es al de una justicia ejemplarizadora, dura, fuerte, inflexible.
La relación entre los padres y sus hijos es clave. La atención permanente sobre quienes rodean a los niños debe ser parte del pan de cada día. La comunicación con los menores no puede postergarse para mañana porque el peligro puede estar acechando. La vigilancia al interior de jardines, escuelas y colegios debe formar parte del manual de acción de cada establecimiento. El abuso infantil debe detenerse cueste lo que cueste. Chile no necesita una sociedad temerosa, herida en sus bases, en lo más profundo de su alma.
El 27 de Mayo del año 2010, tantos años atrás, en nuestras páginas publicamos la creación del número 147 de Carabineros de Chile, el denominado “Fono Niños”, que sirve para denunciar la violencia intrafamiliar y que debiera servir para obtener una rápida respuesta policial ante el menor asomo de situaciones de violencia sexual contra menores de edad.
Sin confundir con una política de horror permanente, a toda luz perjudicial, los adultos debemos observar una actitud de amor por nuestros hijos que se resuma en cuidarlos, protegerlos, darles las herramientas que impidan que los inmorales y enfermos mentales siquiera se les acerquen.
“Fono Niños”, el número 147 disponible para denuncias que afecten al mundo infantil. Padres, policías, profesores, autoridades, instituciones y organizaciones, todos al servicio de los niños nuestros, los del país, los de la zona lacustre, los de nuestros vecindarios. Y para los que desafíen la razón, justicia total, plena, sin cavilaciones ni dobles interpretaciones. Necesitamos un Chile sano donde nuestros hijos crezcan y se desarrollen a plenitud.