
Oráculo: Mensaje o respuesta que las pitonisas griegas o romanas y sacerdotes daban en nombre de los dioses a las consultas y peticiones que los fieles les formulaban. También se denominaba Oráculo al lugar o templo en donde se hacían estas consultas sobre el futuro y los dioses contestaban por sus mediadores, los sacerdotes y sacerdotisas.
Antes de cualquier gran evento, guerra o calamidad pública, reyes y líderes consultaban las previsiones de los Oráculos. En la antigua cultura griega y posteriormente en la cultura Romana, existían importantes templos, tales como el ubicado en la ciudad de Delfos en Grecia. Allí los sacerdotes y sacerdotisas, respondían las muchas preguntas de los importantes y respondían de manera enigmática y repleta de simbolismos.
En la actualidad el Oráculo o visión de lo que nos depara el futuro, ya no lo tienen los sacerdotes, como intermediarios de los poderes divinos, sino las Comunidades Científicas, que mediante metodologías distintas, apoyadas en el pensamiento racional y científico, instrumentación de última generación, la estadística, los modelos matemáticos y la acumulación de experiencias y conocimientos de las diversas disciplinas, pueden aproximarse con relativo éxito a lo que puede ser en un momento dado, el devenir del planeta, de la humanidad, o como en la situación actual, el futuro que nos espera a corto, mediano y largo plazo con la peste, plaga o pandemia que nos está azotando con fuerza y sin compasión, tal cual lo hizo la peste negra, la peste bubónica, el tifus, el cólera o la tuberculosis, antes del descubrimiento de las vacunas, la sulfa, los antibióticos y tantos otros descubrimientos que nos han dado la oportunidad de vivir largas vidas sin tener que fallecer a los 30 o 40 años, como era la vida media de la población antes de estos geniales descubrimientos de la ciencias de la salud.
El gran problema de la actual peste, es que el famoso Corona Virus, recién aparecido y mutado de exóticos animales salvajes de la China, es un ente micro biológico, totalmente desconocido, que no tiene ni una descripción certera como virus, ni se ha creado una vacuna que neutralice sus efectos y nos permita la inmunidad para salvar el pellejo.
Lo cierto es que en la actualidad, hemos podido darnos cuenta que ante este mortal flagelo microscópico, que se transmite de manera sutil y también microscópica, nuestra población mundial, poco leída y mal informada, acostumbrada al “ver para creer” y obediente solo a los peligros gruesos, toscos y observables, creen que esta es una invención fantasiosa, sino una mentira, creada por mentes políticamente morbosas e insanas para perjudicarlos. Así entonces vemos a millares, de nihilistas o ignorantes, que debieran estar cuidándose en sus casas, y no como en vacaciones, paseándose por todo el país, en las playas y paseos como dioses inmortales.
Esta actitud de ellos, de los que no guardan cuarentena, de los que se pasean y en general de los que les importa muy poco lo que está sucediendo, sumado a la mano blanda y contradictoria de las disposiciones de la autoridad pública para que la norma y la cuarentena se cumpla, es desde mi óptica ética un delito de lesa humanidad, que debe corregirse y sancionarse con toda la fuerza de la ley.
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