Quienes escucharon ayer la entrevista que radio Correo del lago realizó al alcalde de la comuna Pablo Astete en relación a la emergencia mundial provocada por el corona virus, conversación situada centrada en la realidad comunal, cada uno pudo obtener sus propias conclusiones, como debe ser. No porque una autoridad diga A, el resto debe aceptarlo ciegamente.
De acuerdo a nuestro pensamiento, creemos que en varias ocasiones y respecto a otros temas, hemos criticado la gestión municipal y, para recordarles con un ejemplo, la famosa plaza cívica que, según nuestro criterio, significó una fuerte inversión sin que el resultado haya resultado atractivo turísticamente. Con el tiempo, se le han dado otros toques que la han hecho un poco más llamativa como la instalación de bancas, más jardines, etc.
Lo que preocupa en estos momentos es que se use políticamente el tema de la pandemia para atacar a la primera autoridad comunal a través de las redes sociales por lo que hizo o no hizo, porque adoptó o no cuál o cuán decisión, etc. Pablo Astete, según nuestro concepto, cuenta con el sólido respaldo de una administradora municipal profesional, responsable, trabajólica y socialmente muy sensible. ¿Alguien podría poner en duda la sensibilidad social del alcalde, especialmente en tragedias de salud como la que estamos experimentando? Los equipos municipales trabajan con intensidad, dedicados cien por ciento a solucionar centenares de problemas que atañen a la gente y, especialmente, a la más humilde de la comuna.
No, probablemente no seamos proclives al gobierno pero aquello no significa dedicarnos a criticar en estos momentos en que se requiere de unidad, solidaridad, comprensión y trabajo. El tema de cerrar la comuna para evitar la propagación del contagio no depende de la autoridad comunal. En tiempos de catástrofes se requiere de decisiones superiores a las cuales se les ha hecho llegar los requerimientos respectivos.
¿Estamos pidiendo que no se critique más al alcalde? De ninguna manera. ¿Lo estamos blindando? Jamás lo haríamos. Por lo demás es un derecho democrático el criticar y opinar. Sólo que pensamos que hay momentos y momentos. Nada más que eso y que parece absurdo para algunos pero razonable para otros.