La crisis sanitaria que vive el país está trayendo como se sabe varias consecuencias siendo la principal de ellas la pérdida de vidas humanas. Pero además los efectos de la pandemia están provocando serias secuelas en los planos económico y social. Esto se traduce en inviabilidad productiva o cierre de empresas de todo tipo, en particular de micropymes y pymes, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
En este último ámbito el gobierno anunció ayer un segundo plan de apoyo económico con énfasis en la situación de trabajadores informales, y en facilitar liquidez a las empresas mediante créditos bancarios de largo plazo, con bajas tasas de interés y con garantía estatal de modo que puedan seguir en actividad.
Indisciplina
En el campo propiamente sanitario, a pesar de las reiteradas indicaciones de las autoridades, de científicos y de la experiencia obtenida de otros países, hay segmentos de la población que con ligereza se resisten a asumir la cruda realidad y a cumplir las decisiones oficiales para evitar a toda costa la propagación del letal virus, en claras muestras de indisciplina
Al parecer todavía hay quienes se dejan llevar por los indicadores estadísticos diarios que todavía son moderados en el país en comparación con las horrorosas imágenes provenientes de otros (Ecuador). No han captado aún que en la decidida lucha que da Chile a la pandemia, el papel de las personas es clave, pues se trata justamente de impedir por todos los medios que se pudiera llegar a esos extremos.
Hay gente que todavía objeta las políticas de cuarentenas y otras disposiciones restrictivas de algunas libertades. El nivel de desaprensión y liviandad de muchas personas resulta incomprensible. Es como si pretendieran que por su rango etario (jóvenes) u otras por su nivel de confort económico, estuvieran inmunes al contagio y más aún a la posibilidad de perder la vida.
Mayoría responde
Menos mal que la gran mayoría de los ciudadanos, de todos los sectores, tiene muy clara la gravedad de la situación y está cumpliendo con disciplina y responsabilidad las normativas impartidas por las autoridades. Así se puede observar en general en Villarrica, Pucón y Curarrehue y lo importante es que con el paso de los días esos comportamientos no deben desatenderse.
Las personas, en su gran mayoría, permanecen confinadas en sus domicilios, con todas las incomodidades implícitas. Lo mismo sucede con el uso de mascarillas (reivindicado últimamente), con el distanciamiento social que requiere también de paciencia y comprensión. Todo lo anterior sin que se conozca la extensión de la crisis sanitaria, porque se carece de experiencias que permitan fijar plazos.
No sería breve
Lo que sí se sabe es que en ésta no será una pandemia breve. Al contrario expertos advierten que es probable que el fenómeno gradualmente alargue su dañina acción hasta el último trimestre de este año. No hay que olvidar que si bien China dio por terminada la prolongada cuarentena en la ciudad de Wuhan, varias otras medidas preventivas han debido seguir aplicándose, porque se han detectado algunos rebrotes de la enfermedad.
Última línea
En esta guerra contra el Coronavirus, el conocido médico Sebastián Ugarte y luego su colega Carlos Pilassi, explicaron por televisión que el personal de salud en hospitales y clínicas no es la mal recordada primera línea sino que el personal sanitario es la última línea defensiva del país en esta pandemia. Por tanto, la actitud debe ser auto protegerse para no recargar y hasta hacer colapsar los centros asistenciales. El personal de salud no sólo trata de salvar vidas humanas sino también tiene la necesidad de auto cuidarse ante el alto riesgo de su labor que la ciudadanía mucho agradece. La reserva del país, dijeron los médicos, es muy limitada en recursos profesionales entrenados para asumir reemplazos de personas que se contagien en la atención de enfermos.
Por todo esto la responsabilidad y disciplina de la gente, es vital. Esta guerra, dijo el Dr. Ugarte, no se gana al interior de hospitales y clínicas. Se gana con la gente en sus domicilios y obedeciendo las instrucciones.
Por: Max Wenger, periodista