Por: Max Wenger, periodista
Junto con la alarmante evolución del corona virus que azota al mundo, se han conocido algunas teorías sobre los orígenes de la pandemia. Efectivamente, porque desde que se conoció el primer brote en China, han aparecido tesis de tipo “conspiracionista” que atribuyen el fenómeno biológico a deliberados propósitos políticos y financieros.
Algunas de estas teorías sitúan el origen del virus en la Gran Bretaña y que desde allí habría sido trasladado a laboratorios del país oriental. También se ha dicho en distintos medios que un científico habría viajado desde Estados Unidos a Wu Han para modificar el corona virus.
Como si esto no fuera suficiente, hay quienes sitúan la causa de la pandemia entre quienes aspiran a implantar un Nuevo Orden Mundial con un gobierno global que estaría centrado en Naciones Unidas. Dicha iniciativa estaría promovida por el poder económico y financiero de siete familias e instituciones que estarían utilizando a algunas agencias de Naciones Unidas para sus propósitos.
Sea lo que fuere, lo concreto es que la pandemia sigue causando estragos en las poblaciones de los países del mundo. Afortunadamente en las comunas de Villarrica, Pucón y Curarrehue, los datos estadísticos de la Seremi de Salud de La Araucanía, muestran que en la zona lacustre no se registró ayer un incremento de personas infectadas por el coronavirus. Villarrica siguió anotando los mismos 19 casos; Pucón, los 11 casos conocidos y Curarrehue, los mismos 4 casos de infectados.
Lo anterior muestra afortunadamente que hasta aquí la población tiene conciencia plena de la necesidad de mantener y no relativizar ni dejar de lado las medidas de autocuidado recomendadas. La gravedad de la pandemia hace imprescindible no bajar la guardia para salir airosos de esta compleja situación.
En cuanto al quehacer educacional del país, se siguen levantado críticas sobre fechas de la vuelta a clases. El sólo sentido común indica que los escolares no deberán regresar sino hasta que la pandemia baje notoriamente su intensidad. Así lo deberían entender los padres que tienen la potestad sobre sus hijos y la opción de no enviarlos hasta que las condiciones lo permitan.
Es entonces inoportuno y estéril que algunas agrupaciones gremiales y políticas se afanen en objetar estos y otros anuncios preliminares de las autoridades ante una epidemia de la que se desconoce su cabal comportamiento.