Integrantes de la Capilla San Francisco de Ñancul, llevaron a cabo la tradicional Cruz de Mayo, para lo cual, tomando los resguardo de la pandemia que enfrentamos, en una camioneta salieron a recorrer el poblado y con el acompañamiento de guitarra y acordeón, llamaron a los frontis de los domicilios de los vecinos para que entregaran su donación, “la cual resultó ser muy oportuna ya que a través de esta celebración aportaron un granito de arena y así se mantiene viva la tradición cristiana donde el verdadero sentido de ésta es ayudar a quienes lo necesitan por estos días”, dijeron desde la organización de esta motivada y distinta Cruz de Mayo donde cantaron:
«Aquí anda la Santa Cruz
Visitando sus devotos
Con un cabito de vela
Y un cantarito de mosto»
La Cruz de Mayo
El origen de esta celebración data del siglo IV en tiempo de Constantino I, El Grande, de quien se dice, antes de enfrentarse a los bárbaros a orillas del Danubio, tuvo una visión en el cielo de una cruz que encima decía «Con esta señal vencerás».
La historia, que para algunos tiene un matiz legendario, dice que Constantino de inmediato mandó construir una cruz que fue puesta frente a su ejército, y que venció sin problema al ejército enemigo.
Más adelante, continúa la historia, fue el mismo Constantino quien encomendó la misión a su madre, hoy Santa Elena, de buscar la verdadera cruz donde murió Cristo. En efecto, así hizo la mujer, quien se dirigió a Jerusalén y con la ayuda de unos sabios sacerdotes encontró en el Monte Calvario 3 maderos ensangrentados.
Narra la tradición que para determinar cuál era la cruz en la que había muerto Jesús, pidieron a personas enfermas que tocaran una por una las 3 cruces, notando que una en particular sanaba a los enfermos.
Desde ese entonces, con el hallazgo de la cruz de Cristo, y con el deseo de Elena de conmemorar la fecha en la que fue encontrado este madero, se celebra en el mundo la Fiesta de la Santa Cruz.
En nuestro país esta celebración se remonta a los tiempos de la Conquista y hasta el día de hoy es una tradición popular arraigada durante generaciones.
Llegada la noche del 2 de Mayo, grupos familiares, de amigos, vecinos o parroquiales salen cantando y visitando casa por casa para recolectar una limosna, comúnmente en alimentos, la cual es distribuida después a familias necesitadas, que, luego de recibir la colaboración, agradecen entonando:
«Muchas gracias Señorita (o caballero)
Por la limosna que ha dado
Pasaron las 3 Marías
Por el camino sagrado»
Viva la Cruz de Mayo, ¡Vivaaaaa!