¿Se acabó el coronavirus? ¿Llegó a su fin la pandemia? ¿Por qué tanta gente en la calle?
¿Qué está sucediendo, realmente? La explicación es un poco compleja pero hay que buscarla en aquellas declaraciones de algunas autoridades, en cuarentenas que algunos ya no soportan más, en el confinamiento en el hogar que no es lo mismo para una familia que vive en 200, 300 o más metros cuadrados que para otra que debe hacerlo en 50, 40 o menos metros cuadrados de sus precarias viviendas y con grupos familiares más o menos numerosos. Claro que no es lo mismo. Tampoco para quienes tienen casi la obligación de liberar tensiones, cesantes y con los bancos y grandes tiendas encima, implacables, cobrando lo que nadie niega que les pertenece, lo que se les debe pero sin ninguna comprensión por el drama humano que se vive en el país.
Por otra parte, están las declaraciones o mal presentadas o mal elegidas o incomprensibles para los habitantes de nuestro Chile. Un día se nos indica categóricamente que debemos acostumbrarnos a la “nueva normalidad” e inmediatamente, al par de días, desaparece ese concepto para que se introduzca aquel que habla de “regreso seguro”. ¿Qué es la nueva normalidad? ¿Abrir y cerrar malls? ¿Decretar más cuarentenas? ¿No entregar la información real? Porque Chile debería saber que los médicos y expertos están reclamando tonteras cuando aseguran que se les priva de datos claves para entender la pandemia en su totalidad. Los galenos y expertos no están mintiendo pero tampoco entienden la política de Mañalich de atrincherarse con la información completa, solamente para su pequeño grupo de confianza.
¿Se acabó el COVID-19? Lo preguntamos nuevamente porque Villarrica y muchas otras ciudades del país parecen haber vuelto a la normalidad. Centenares de personas en las calles, cada vez más negocios atendiendo (no tienen otra alternativa si no quieren cerrar para siempre), muchísima gente paseando o mirando vitrinas y centenares de turistas que se jactan de ingresar a las ciudades pese a los fuertes controles sanitarios y policiales. Chile se muestra tal como es, vale decir, valientemente irresponsable enfrentando a la muerte minuto a minuto.