Así como nos adentramos en Mayo de 2020, así también se van conociendo historias humanas que conmueven por lo duras, dolorosas y sensibles. Madres que salen a trabajar pues sus maridos quedaron cesantes y cuidando a los hijos en casa. Trabajadores que recurren al Fondo de Cesantía con la esperanza de encontrar un cupo laboral antes que termine el pago por cesantía con fondos ahorrados por los empresarios y los propios trabajadores. Hemos sabido de enormes injusticias que pretenden cometer grandes empresas que quieren bajar el sueldo a sus funcionarios a la mitad mientras sus asociados se reparten una utilidad de 59 millones de dólares. Parece que la pandemia no les ha dejado ninguna lección. Tanto, tal como los bancos, que siguen pensando en el dinero sin otro norte que enriquecerse cada día más.
La vida del chileno medio o común es simple. Adoran sus barrios, sus poblaciones, solidarizan con algún vecino necesitado, acuden a bingos solidarios y rifas destinadas a reunir dinero para causas nobles, noblísimas. No se lucen en la tele regalando millones y millones de pesos mientras en sus vidas diarias endurecen sus posiciones e imparten órdenes para estrujar a quienes ya no tienen con qué enfrentar sus compromisos. Al contrario, el chileno de población es hasta inocente, vive sus dramas casi en silencio pues sabe que no saca nada con golpear puertas que no se abrirán. No cree en el viejito pascuero y conoce las causas de su pobreza y de su tristeza pero aguanta todo lo que puede con tal de conseguir un pedazo de pan.
Dicen los economistas que lo que viene será todavía más duro, que habrá mayor cesantía y dolor mientras los bancos, con toda seguridad, seguirán apretando a los chilenos, mientras las grandes tiendas seguirán haciendo imposible la vida de sus clientes deudores con telefonistas que tienen la misión de cobrarles todo el día. Es la ley de la vida. Es hora de sufrir, es la realidad que se vive, sólo que hoy los rostros de angustia no se aprecian gracias a la urgencia de llevar mascarillas que esconden la pena enorme que provocan la impotencia y el dolor.