Las noticias se suceden vertiginosamente y, además, cambian día a tras día. Ello, en relación al coronavirus. Mucho de lo que ayer era algo concreto y cierto, hoy es visto como error producto de los estudios de los científicos del mundo que entregan nuevos antecedentes. Visto desde ese punto de vista resultó altamente inapropiado aventurar con aquello de la “nueva normalidad” porque a la vuelta de la esquina acechaba el virus subiendo bruscamente el número de contagiados en todo el país. Es así como gran parte de la Región Metropolitana se encuentra en cuarentena.
El tema anterior, el de las cuarentenas masivas, no se condice con la necesidad de la gente de buscar el sustento para sus familias por lo que uno de los alcaldes de comunas de la Región Metropolitana sugirió al gobierno entregar un sueldo a todas las familias que se encuentran en precaria situación pues varios de sus integrantes no pueden salir de casa y, peor todavía, se encuentran cesantes. Esa, sin duda alguna, significaría una tremenda inversión para el Estado pero se entiende que habrían fondos disponibles pues, por citar un ejemplo, la cifra multimillonaria que anunció el gobierno para salvar a las pymes a través de los bancos no llegará a las manos de quienes, se supone, serían directa y convenientemente favorecidas: las mismas pymes que no cumplen con las condiciones que los bancos imponen ciegamente.
Otra de las fuentes de financiamiento sería la rebaja de sueldos de los diputados y senadores, claro que cuando ellos decidan dar curso a la decisión parlamentaria que espera por su aprobación más de 6 años en el Congreso. ¿Y? ¿Por qué no echar mano a un porcentaje de nuestras propias cotizaciones en las AFP? ¿Por qué tanto afán por defenderlas? ¿Por qué a las administradoras de fondos de pensiones no se les puede tocar un solo peso? ¿Por qué la premura de un sector político del país por protegerlas y estar siempre dispuesto a mecerlas entre sus brazos para que no sufran?
Señoras y señores, acá, evidentemente, hay gato encerrado.