Increíble, pero cierto. No recordamos que alguna vez escribiéramos tanto tiempo sobre un mismo tema. Es que el COVID-19 varía cada día, ofrece novedades, se aprenden aristas nuevas y por lo mismo, muchas veces, se hace impredecible. Pasamos los 100 mil contagiados y las mil personas que han perdido la vida. Si recordamos Marzo pasado, teníamos casi la seguridad que no llegaríamos a esas cifras. ¿No es verdad? Pero, el contagio ha demostrado ser poderoso y carente de compasión con nadie pues ataca a diestra y siniestra dejando una estela mortal impensada. Hasta en la zona lacustre aumentan las cifras, pequeñas si se comparan con otras ciudades pero preocupantes porque no paran de crecer día a día. Hasta las autoridades principales han debido hacerse los exámenes para determinar resultados que podrían ser positivos dado a que han tenido contacto cercano con personas contagiadas.
Dentro de ese esquema, será difícil impedir nuevos contagios si a pesar de los controles sanitarios, continúan llegando grandes cantidades de vehículos a la zona lacustre, especialmente los fines de semana. El reciente demostró que los temuquenses se vinieron en masa a Villarrica y Pucón apenas les fue levantada la prohibición sanitaria. Lo consideramos injusto porque es evidente que inventan excusas para trasladarse a la zona, que esgrimen cualquiera razón para eludir controles y que no les importa si traen o no el riesgo de contagios en nuestra zona. ¿Quién es el responsable? ¿Serán los funcionarios municipales que no supervisan correctamente a los vehículos que ingresan con personas de otras latitudes? ¿Serán los carabineros que no actúan con la debida energía? Nada de eso, el tema tiene que ver con Carabineros pero no con los nuestros y tampoco los de Temuco o Santiago que otorgan los salvoconductos. Son las personas que no dudan en engañar, en mentir, en inventar enfermedades de familiares o de demostrar preocupación por abuelitas o abuelitos que en muchos casos no existen. Una lástima pues el espíritu cívico, tan halagado entre los chilenos, quién sabe por qué, realmente no existe. La solidaridad, cuando se trata de mentir, tampoco y que la preocupación por los demás llega sólo cuando se trata de divertirnos sin que nos importen los demás.