Apenas la Cámara de Diputados adoptó la decisión de no permitir que aquellos alcaldes que llevan varios períodos en el cuerpo ejerciendo esa labor, no pudieran presentarse a la reelección, pareció que se soltaron las fieras. Aparecieron los comentaristas, analistas, opinólogos, destructólogos (palabra ideada para esta ocasión), infiernólogos, (también) junto a los serruchos eléctricos, tranquilos por un tiempo. Las redes sociales se desataron pues quedaba claro que el alcalde de Villarrica Pablo Astete Mermoud no podría presentarse para un nuevo período.
Está claro que el panorama político local cambia absolutamente, radicalmente, dando paso a las aspiraciones no escondidas de Sergio Mora, Gonzalo Sanhueza, Germán Vergara, Rodrigo Palavicino (capítulo aparte) y otros que suman una lista no menor de aspirantes, todos con verdadera y sincera vocación de servicio. Palavicino había anunciado a través de las redes sociales su candidatura al sillón municipal. Lo supieron miles de personas pero, luego de la destrucción absoluta a los potenciales candidatos que apareciera en las redes sociales, allí donde opinan los valientes sin nombre y apellidos, Palavicino echó atrás su candidatura en forma rápida y con un discurso para secarse las lágrimas. Pero, en política, nunca se puede decir la última palabra. Debemos consignar que en Villarrica al día, también apareció como probable don Jaime Beltrán, hijo. Todos cayeron en la misma bolsa, todos fueron hechos pedazos.
Es necesario consignar que la decisión de los diputados no ha sido totalmente confirmada. De hecho no ha aparecido en el Diario Oficial para ratificarla. Es que los honorables, quizás, el desconsuelo por la decisión que igualmente les afecta, todavía está en su punto alto. Eso es lo primero. Luego, es posible que ante la cercanía de las elecciones municipales – recordemos que originalmente eran en Octubre de este año, se decrete que esta sería la última ocasión para que todos se presenten atendiendo la intromisión del Covid-19. Y, por último, hasta un veto presidencial podría ayudarles a repetirse el plato único (un solo alcalde) en cada municipio.
Pero, ante la sola aparición de la información proveniente de la cámara baja pareció que se soltaban amarras para que las voces “doctas” en la materia, incluyendo a peladores, malintencionados y venenosos, hicieran sentir sus opiniones “constructivas”, según ellos.