
En la administración de empresas, se denomina RECURSOS HUMANOS al conjunto de todos los seres humanos que están al servicio de una institución, es decir a los empleados o colaboradores de una organización, de un sector económico o de una economía completa. Más, en este MARTES DE COMENTARIO, me quiero arrancar de este concepto utilitario y pragmático que el Neo-Capitalismo le asigna a los seres humanos, poniéndolos al mismo nivel de los Recursos Materiales o Recursos Económicos. Da la impresión que la Humanidad Entera, para la óptica empresarial, no es otra cosa que un instrumento o medio para optimizar la producción de objetos y mediante la venta de estos, conseguir las mejores expectativas de utilidades y ganancias en dinero para los dueños. Para mí, este concepto denigra a la especie humana, cosificándola y haciéndole perder su dignidad y su intrínseca valía y poniendo a las mujeres y a los hombres al mismo nivel de una pala, una grúa, un torno o una remesa de dinero.
Deseo conversar con ustedes de los Recurso Humanos que cada uno de nosotros maneja en el interior de su mente en estos días de pandemia, de encierro, de desesperación y de muerte, para sostenerse, contenerse y hacer la desgracia y el espanto, lo más llevadero posible. Bueno, existe innumerables recursos y estos, sin duda también son clasistas y hacen diferencias entre aquellos que tienen muchos recursos para vivir el encierro de manera confortable y aquellos que están condenados a no poder respetar la protección de la cuarentena voluntaria y deben, para comer ellos y su familia, salir y arriesgarse a ser contagiados. La conversación con otro es desde siempre una terapia que no falla, NO encerrarse en sí mismo con eso que llamamos “caldo de cabeza”, que no conduce a nada, dado que se cae en un espiral de “vuelta y vuelta”, que no soluciona nada. Conversar con otro u otros y contar nuestras penas, dolores y problemas. También escuchar al otro y buscar soluciones o por lo menos similitudes y enfoques de solución. En las casas, en donde somos muchos o muy pocos, recurrir a las historias contadas, que nacen de la experiencia vivida o de narraciones de familias y cuentos clásicos. Contar y escuchar es saludable y saca a la mente del “rollo”. Lo mismo podemos decir en relación a la lectura, la música o el cine casero. El que lee, aunque sea un diario viejo, puede trascender con la inmediatez. Con un librito, una novela por ejemplo, o un ensayo, siempre tendremos en la mente esa otra aventura paralela que nos está esperando y diciendo cosas distintas e interesantes de otras vidas, otros tiempos, otros enfoques de la existencia. Eso es positivo y constructivo pues nos agranda la visión de la vida. Lo mismo nos sucederá con revistas, películas, conversaciones y con la música que nos gusta y transporta a otros mundos. Para finalizar y para los que tienen el favor y el privilegio de un amor recíproco con otra persona, no aflojar y vivirlo, no a MORIR como dice Américo, sino que a CONCHO, como dicen otros.
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