En realidad los chilenos nos hemos equivocado al no tomar en cuenta las recomendaciones de las autoridades sanitarias. No todos, de verdad, pero muchos hicieron caso omiso de las mínimas medidas para protegerse del Covid – 19. Otros, menos mal que la minoría, fueron irresponsables y hasta delincuentes cuando organizaron fiestas masivas, incluso al aire libre, burlándose del resto de los habitantes de este país e ignorando la gravedad de lo que sucedía y todavía ocurre.
Se equivocaron las autoridades adoptando medidas que no eran las más indicadas y que permitieron el aumento de contagiados y de fallecidos, provocando mayor dolor, mayor drama y mucha más desesperación. A pesar de las múltiples recomendaciones y advertencias de médicos y científicos, las autoridades prefirieron seguir su propio camino con una testarudez que no correspondía cuando lo recomendable era escuchar.
Pero las equivocaciones no llegan hasta ahí. Se contaron cuentos respecto a la cantidad de camas críticas, en relación al número de respiradores artificiales y sobre otras materias, entre ellas, respecto a la real cantidad de fallecidos en el país. No es posible que existan dos cifras paralelas, una oficial y otra de un organismo científico. Es obvio que no todo el mundo corre al Registro Civil a dar cuenta de una muerte por lo que basarse en ese procedimiento no era el más aconsejable. Lo que sucedía es que el gobierno no confiaba en las cifras que le llegaban desde las regiones y las regiones no confiaban en los resultados emanados de las comunas. Menudo problema.
Pero también se equivocaron los bancos cuando el gobierno confió en ellos para el otorgamiento de créditos blandos a las pymes cuando las entidades bancarias decidieron pensar únicamente en sus propios y egoístas intereses. Se equivocan cuando se pretende resolver problemas de la clase media con más créditos, blando o no pero créditos. Mayor endeudamiento a un segmento de la población que se ahoga día a día por no poder cumplir con los créditos.
Todos nos hemos equivocado, unos más que otros. La clase política será motivo de otro comentario.