A todas luces el 2019 ha sido un año absolutamente distinto a los que hemos conocido y vivido en las últimas décadas. Ni terremotos, ni tsunamis, con lo terribles que suelen ser, han sido tan complicados como la pandemia por Covid-19. Dentro de este panorama se ha reconocido y homenajeado a los denominados “héroes de la primera fila”, vale decir, el sacrificado personal de salud que ha luchado con todo por salvar vidas dejando en aquello lo mejor de sus conocimientos, espíritu de sacrificio, solidaridad y sensibilidad especiales. Carabineros, Investigaciones y el Ejército junto a la Marina y otros, también han hecho lo suyo.
La pandemia ha dejado y está dejando secuelas durísimas como, por ejemplo, la pérdida de personas muy queridas en miles de familias chilenas y de otras que, viniendo desde otras latitudes han debido enfrentar el drama dentro de nuestras fronteras. Otra de las secuelas sociales que, sin duda, ha provocado el coronavirus ha sido el de la cesantía que ha afectado a miles de hogares y que ha obligado a chilenos de todas las condiciones sociales, pues también los hay profesionales, a tomarse las calles, a ocupar las veredas en un intento por vender mercaderías que les permitan sostener la economía de sus familias.
Frente a tal situación, la de haber perdido sus fuentes laborales, la de quedar con los brazos abajo, una de las primeras reacciones ha sido la de intentar vender todo aquello que pueda ser de interés para los consumidores que salen, a su vez, en busca de oportunidades, también de todo tipo. Así, las veredas se han transformado en verdaderos centros de comercialización de productos, actividad casi imposible de detener si es que se prioriza el rol social que está cumpliendo. Chilenos y extranjeros se mezclan en la vía pública, cada uno con su negocio ambulante, cada cual con sus propias necesidades, esperanzas y urgencias. Chile, hoy, sin duda alguna es un país distinto hasta la médula.
Creíamos que éramos dueños del éxito y la buenaventura y el golpe en la cara ha sido violento y estremecedor. Hoy, somos lo que mostramos. Nada más que eso y hoy, como nunca, dependemos directamente de los demás. Cada vez menos de los gobernantes y clase política.
FRASES POR CORREO “La rueda de la vida gira tan locamente que si nos suelta, caeremos estrepitosamente”.