Refrescante resulta pasear por la Costanera en un día primaveral. Claro que cuidándonos de acercarnos a quienes andan en lo mismo pero sin guardar las distancias necesarias y, directamente, sin mascarilla de protección. ¡¡¡Qué tremenda irresponsabilidad!!!
Claro que resulta más refrescante después de ver las sesudas manifestaciones de casi todos los sectores políticos volcados a través de la Franja Política, iniciada el viernes en los canales de televisión.
Se está proponiendo la discusión de una nueva Constitución Política del Estado. ¿Se dan cuenta? De la Carta Fundamental que debiera regular el futuro del país, la que recibirán como herencia nuestra las nuevas generaciones del país. ¿Y qué les ofrece la franja? Nada más que argumentos livianos y baratos, los mismos de siempre, campañas de terror y fundamentos que no admiten ni siquiera una respuesta. ¡¡¡Una vergüenza!!!
¿Se da cuenta por qué reclamamos siempre? Porque molesta que la clase política chilena siga tratando de pensar que somos presa fácil de sus actuaciones, argumentos, teatralizaciones y mentiras. Alguien en la franja dijo que no era necesario aprobar una nueva Constitución porque se podría tener la nueva carta fundamental en unos dos años más y los problemas los estamos viviendo ahora. ¿Ha escucha algo tan superficial como aquello? ¿Y nuestros hijos, nuestros nietos y bisnietos? ¿Qué pasará con ellos en el futuro?
De esa manera Chile no podrá salir de la postración en que se encuentra. Es como si un médico argumentara que es mucho mejor darle al enfermo una aspirina antes que operarle para detener para siempre su grave enfermedad. La franja, en el fondo, aparece como una suerte de embrutecimiento de los chilenos, en un afán de confundirlos con argumentos baratos, mentiras y engaños. En Chile no aprendemos nada, ni siquiera en momentos trascendentes de la vida nacional.
Aprendamos a escuchar y a analizar. Aprendamos a analizar y a resolver, a sacar conclusiones. Aprendamos a comprender que una nueva Constitución no se puede jugar. Aprendamos a reírnos de quienes creen que no tenemos ni cabeza, ni madurez, ni la inteligencia necesaria para entender qué es lo que necesitamos, realmente.
FRASES POR CORREO “No apreciar nuestra inteligencia significa menospreciarnos e insultarnos en nuestra propia cara”.