La pretensión de las autoridades sanitarias de abrir los jardines infantiles para, de ese modo, permitir que las mujeres salgan en busca de trabajo, debido a que son ellas las que mayoritariamente han cuidado a los niños en sus casas durante la pandemia, causa temor ente muchísimas madres que no se atreven a dejarlos allí pues observan las experiencias de otros países, especialmente europeos, donde el rebrote del coronavirus es una lamentable realidad.
Recorriendo meses atrás, cuando Chile era reconocido como exitoso en el combate a la pandemia, escuchamos a algunas autoridades diciendo que nuestro país tenía una ventaja pues teníamos el tiempo para asimilar la experiencia europea ya que en ese continente el Covid-19 causó estragos antes que en Latinoamérica. Y ahora, ¿no tenemos la sabiduría para mirar hacia Europa, donde vuelven a decretarse cuarentenas, se vive el rebrote, crecen los casos de contagios cuando se creía que tenían todo bastante controlado? Entendemos que el problema económico, con el paso de las semanas y meses, se hace grave, gravísimo. Es más, es urgente adoptar medidas que encaminen hacia la recuperación económica pero creemos firmemente que se debe encontrar un punto de equilibrio para no caer en un aumento progresivo de nuevos casos de contagios y normas que aseguren, a su vez, el progresivo aumento de la actividad económica.
Cargar la mano a lo económico no es justo. No se puede arriesgar la vida de niños, por ejemplo, retornando a los jardines infantiles. Miles y miles de padres ya han confirmado que sus hijos no volverán este año a clases presenciales pero se anuncia que 20 o 30, 50 o 100 han confirmado el regreso. Nada, si se compara con aquellos establecimientos que permanecerán cerrados. Existe la sensación de que ya nada importa más que la recuperación económica y aquello los chilenos lo palpan día a día.
En lo local, Villarrica en concreto, el aumento de los casos de personas contagiadas aumenta casi todos los días superando los 200 y tantos. Sin embargo, los controles de vehículos que ingresan a la zona son absolutamente débiles. ¿Por qué? ¿Qué ocurre? ¿Por qué no le dicen a la gente qué, qué está sucediendo?
Después, ténganlo por seguro, no quedará tiempo ni para explicaciones ni para arrepentimientos. Será tarde, tristemente tarde.
FRASES POR CORREO “La gente siempre merece saber qué terreno pisa pues, de otro modo, sucumbe ante la incertidumbre”.