Vamos a escribir lo que el 99,9 por ciento de los habitantes del país deseamos íntimamente. Vamos a escribir sobre el plebiscito constitucional, sobre su importancia y, además, sobre la violencia. Para llegar al final es preciso comprender el enorme significado que adquiere el proceso plebiscitario para todo el país. No vamos a ahondar en los fundamentos que se han tenido en cuenta para llamar al proceso, sino que en la legitimidad de las posiciones favorables y contrarias a determinar si deseamos o no una nueva Carta Fundamental y a cómo y quién, de ser aprobada, se escribiría.
Si millones de personas marcharan para que se conozca su legítimo anhelo de aprobarla, sería totalmente legal. Si millones de personas lo hicieran para exponer su deseo de rechazarla, sería absolutamente legal. Lo que no puede permitirse es que en nombre de ese proceso democrático, se infiltren elementos anti democráticos y, entre ellos, lumpen, delincuentes y anarquistas que no creen en nada, que tienen otros propósitos lejanos a los que motivan este proceso, para causar daño, violencia, destrozos, ataque a la propiedad privada y pública, desmanes que incluso podrían transformarse en nuevos vandalismos, rechazados por todo el país.
Nada ni nadie puede alterar la democracia chilena. Nada ni nadie puede atemorizar a los chilenos para que acudan a las urnas. Nada ni nadie puede proponer una vía que no sea la democrática, es decir, la legal. Por lo demás, ¿qué vía puede proponer un delincuente que sea positiva para Chile? El camino, evidentemente es otro, es el de rechazar y no permitir ningún atisbo de violencia porque aquello significa un atentado a nuestra tranquilidad y al derecho de vivir tranquilamente.
Todos debemos tener conciencia de la importancia de participar en el proceso plebiscitario, de adoptar todas las medidas de seguridad sanitarias a nivel personal, confiando en la que adoptarán las autoridades para proporcionar protección en los centros de votación. Y, por supuesto, todos debemos rechazar de plano, con fuerza y sin duda alguna, la violencia que algunos pretenden imponer. Luz roja para ese indeseable deseo de un pequeño grupo de inadaptados.
FRASES POR CORREO “Ser capaz de aislar la violencia es ser capaz de fortalecer la democracia”.