Todos sabemos lo frágil que es la DEMOCRACIA. Ya se nos “arrancó” una vez en 1973 y todos sufrimos sus efectos.Tanto golpistas como golpeados saboreamos lo que es la pérdida de libertad y la mano dura del poder omnímodo que gobierna sin contrapeso y de manera arbitraria impone su voluntad de acuerdo a sus propios intereses sin medir consecuencia alguna. La pérdida de la DEMOCRACIA, nos lleva a una dictadura del signo que sea, pero dictadura. Todas las dictaduras han sido asesinas, fascistas y autoritarias. El mito de creer que una dictadura de izquierda como la cubana, la venezolana, la china, la de Corea del Norte o la de Stalin en Rusia, son más benignas y humanas que las de derecha como la alemana de Hitler, la Italiana con Mussolini y la España de Franco. O las actuales de derecha como la Filipinas o la de Arabia Saudí. Todas sin excepción, para sustentarse en el poder hacen uso y abuso de sus fuerzas armadas y servicios secretos. Nadie vive en paz y todo el mundo vive mirando a todos lados para descubrir al que te vigila y así te vas transformando en un paranoico o perseguido permanente. La vida pierde sentido y valor, si no tenemos libertad.
Por lo dicho anteriormente es que debemos cuidar nuestra DEMOCRACIA en Chile como “un hueso santo”, pues es lo más valioso que hemos construido con tanto esfuerzo en estos últimos 30 años. No perdamos el enfoque ni menos la perspectiva. La DEMOCRACIA, es una construcción humana muy delicada y frágil. Es de naturaleza dinámica y en evolución permanente, de acuerdo a como va madurando y creciendo la forma de pensar y de relacionarse de los seres humanos. Lo fundamental es entender que esta delicada construcción que hemos aceptado como una buena y sino la mejor forma de vida, está sostenida y equilibrada sobre cimientos muy finos o delicados. Estos cimientos son tan fugaces como la buena fe, el apego a la libertad, el respeto por el otro en su totalidad, la tolerancia. En fin, es un relato que hemos fabricado y aceptado los que habitamos este planeta, como una forma de vida en paz, luego de miles de años de vivir en una cuasi oscuridad total.
La condición de evolutiva de nuestra DEMOCRACIA, es lo que la faculta para ir progresivamente cambiando y adaptándose de acuerdo a los requerimientos de la humanidad. La independencia de los poderes del Estado, la libertad de expresión, la libertad de credos religiosos e ideológicos, lo mismo que el respeto por los derechos humanos son pilares irrenunciables que debemos defender y conservar a toda costa. El derecho a elegir a nuestros gobernantes y autoridades por medio de elecciones libres e informadas es otra articulación fundamental que sustenta nuestra libertad.
Nada es perfecto en Chile, pero si todo es perfectible. Al interior del país existen gigantescas desigualdades en lo económico y en lo social. Estructuras de poder que privilegian a sectores minoritarios. Poca transparencia en los gastos públicos y mucha corrupción al interior de las instituciones de todo orden. Hay conciencia generalizada de estas imperfecciones y mucho ánimo y voluntad ciudadana por corregirlas. Tenemos ahora la oportunidad de hacerlo. No habíamos tenido nunca esta coyuntura. La próxima Carta Magna de la República de Chile, debemos hacerla entre todos, empapados en el relato DEMOCRÁTICO, de modo que los Constituyentes de ambos géneros en igualdad numérica hagan su pega de manera muy “matea” y responsable, mirando hacia dentro de su Asamblea y chequeando hacia afuera las sugerencias, acuerdos y necesidades de todo Chile vigilante y atento a la evolución del proceso. Dos años de ñeque. Debemos salir adelante en LIBERTAD y DEMOCRACIA.
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