El FEÍSMO, como concepto es una escuela estética o tendencia artística que valora lo feo de diferentes maneras. Las obras feístas se distinguen por que el artista se recrea en ellas con presentaciones de objetos, animales, personas, lugares o situaciones, muy repugnantes. Los motivos que subyacen a esta elección de lo feo por sobre lo bello obedece a múltiples razones. También existe un FEÍSMO, que procura destacar la belleza que se puede encontrar dentro de una imagen, objeto, situación o persona horrible. Para este efecto, el rescatador de lo bello dentro de lo horripilante, nos invita a prestar atención, visualizando una parte de ese todo horrible que se puede descubrir como bello.
Quiero destacar, también, otra fase o careta del FEÍSMO en nuestro medio social, laboral y familiar chileno. Es una suerte de karma patológico o a lo menos una marca neurótica en gran parte de los que habitamos este sureño país. ¿De qué se trata? Es aquella tendencia generalizada en muchos, de destacar lo malo por sobre lo bueno, lo morboso por sobre lo transparente y grato, lo feo por sobre lo hermoso. Aparece en la comunicación de la vida cotidiana, normalmente acompañado con un PERO, que anula todo lo positivo e inyecta veneno de manera brutal o sutil, sobre lo construido buenamente. Es el PERO, de la destrucción, alimentado por taras personales, por la envidia o por una suerte de prurito o picazón interior de dar la contra o dañar a diestra y siniestra, sin saber, el autor, por qué lo hace. Triste.
Otra faceta del FEISMO a la chilena, es el estado de insalubridad mental permanente en que viven muchas y muchos en su vida afectiva. Me refiero a lo dañino que es guardar de manera fresca, punzante y quemante, no superada y no resuelta, una gran cantidad de recuerdos dolorosos y frustrantes del pasado propio o con otras personas de la vida familiar, amorosa, profesional o laboral. Entonces, con esta carga en la mente, en la guata y en el corazón, cada vez que se está viviendo un buen momento de empatía familiar, amorosa o en el trabajo, aparece como un tic, una pulsión o un vómito ese PERO, que en lugar de aportar y sumar para seguir viviendo y construyendo ese rico momento, lo destruye, lo mata y lo envenena con una reminiscencia fea e inoportuna agarrada a un recuerdo doloroso o ligado a un conflicto no superado o no resuelto por esa persona. Fatal y destructivo.
Sin duda todos o la gran mayoría de los seres humanos tenemos historias de vida azarosas, llenas de contradicciones, dificultades, dolores e incoherencias en donde nuestras experiencias familiares, la vida con nuestros amigos, la trayectoria como estudiante, nuestros muchos o pocos amores y nuestra experiencia laboral, nos han hecho vivir a veces bien y a veces mal. Nos ha dañado y hemos dañado y nos han dejado marcas indelebles en el alma que pueden yacer resueltas y superadas o bien no fueron atendidas en su momento y allí están como bombas de tiempo para maltratarnos en los sueños o salir de nuestras bocas, sin control y como disparos de fuego, en los momentos menos apropiados, destruyéndolo todo.
La solución, quizás, pase por atender los conflictos en el momento oportuno que se producen, conversando, abriéndolos o con terapia. Ahora y aun que sea tardíamente, siempre es bueno, saludable e higiénico hablar, dialogar, conversar, compartiendo nuestros dolores y conflictos con la persona que nos dé toda su confianza.
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