¿En qué punto exacto de la vida somos capaces de encontrar la verdadera, la auténtica amistad? Se dice, y con bastante razón, que los amigos de verdad están a nuestro lado en los momentos malos de nuestra existencia lo que significaría que en aquellos minutos de felicidad y/o de bonanza sólo estaríamos rodeados de gente interesada no en lo que somos sino en lo que tenemos. Pero eso es difícil de creer pues la amistad no se guarece sólo en la pobreza, o en las dificultades o en las complicaciones de la vida. También podemos hacernos de magníficos camaradas en aquellos instantes de intensa felicidad, de alegrías y de tranquilidad desde el punto de vista económico.
Muchas veces, más de lo que quisiéramos, hemos sentido o dicho, o hemos escuchado decir, que aquellos que constituyeron nuestro círculo de amistad nos abandonaron cuando más los necesitábamos, que nos dejaron solos, que se alejaron porque ya no les conveníamos. Sucede, claro que ocurre pero en líneas generales se trata de una visión un tanto fatalista o negativa producto de los malos momentos que estamos pasando. Además, tenemos la tendencia a creer que somos propietarios de la desgracia y que los demás no tienen problemas.
Como se puede apreciar, el rápido análisis que hemos realizado está movido por aspectos materialistas de la vida. Nos va bien o mal debido a que tenemos o no tenemos condiciones económicas suficientes como para ganarnos el cariño, el afecto o la amistad de nuestro círculo. Pero, de verdad, la amistad la encontramos mucho más allá que aquellos valores económicos en los que tanto se fija en estos tiempos la sociedad en que vivimos. La amistad no tiene nada que ver con la libre competencia o con el peldaño de la escala en que nos encontremos. Más bien, es suficiente encontrarse con seres humanos leales y derechos. Así, tal como leen. Seres humanos derechos y leales y tales valores no tienen nada que ver con nuestras billeteras. Simple, mucho más simple de lo que creemos. Lo demás no tiene sentido alguno. Ninguno.
FRASES POR CORREO “En un apretón de mano y una mirada sincera se encuentra la amistad que bien vale la pena valorar”.