¿Qué sucede con nuestro país querido? ¿Qué está pasando con el Chile que nos enorgullecía? Asesinatos todos los días, fuegos artificiales prohibidos, femicidios incomprensibles, balazos en la calle, funerales narcos custodiados por la policía, ataques brutales a centros médicos de población en los que los funcionarios de salud, a riesgo de sus propias vidas, luchan día a día por sus semejantes, y un larguísimo, etc. De verdad, ¿alguien puede explicar racionalmente lo que pasa?
Las autoridades, no sólo las de este período, también las de ayer y las de anteayer, continúan con declaraciones que irritan porque nunca van acompañadas de la acción. Es frecuente escuchar “seremos inflexibles”, “castigaremos a todos los culpables”, “los perseguiremos por todo Chile”, “este crimen no quedará impune” o “presentamos esta querella contra quienes resulten responsables”. Los chilenos ya sabemos que se trata de palabrería de la más barata, sabemos que no pasará nada salvo que las víctimas sean de un sector y de una familia acomodados. En ese caso se pasa a las acciones y, frecuentemente, a encontrar a los culpables.
Durante la pandemia se puso de moda aquello de guardar “distanciamiento social”. ¿Verdad? Nosotros preferimos decir “distanciamiento físico” porque en honor a la histórica realidad del país, distanciamiento social siempre ha existido. Nunca ha sido igual para unos o para otros. No es lo mismo vivir camino a Pucón, donde tienen mansiones, políticos y gente acomodada, que en las tomas de la línea férrea de Villarrica, por citar un solo ejemplo. O habitar en Vitacura no es igual que poner plástico en las humildes casas de La Pintana o en otros sectores pobres de nuestro Chile tan desigual, tan tristemente distinto dependiendo de dónde se habite y cuánto dinero se tenga en el bolsillo. Así es que aquello de distanciamiento social no tiene nada que ver con la pandemia. Basta decir, distanciamiento físico.
Muchos aseguran que una nueva Constitución Política del Estado no cambiará mucho la vida de los chilenos. Pero hay que fijarse en quién o quiénes lo aseguran. Entonces, ¿por qué se tiene tanto temor a una nueva carta fundamental? ¿Acaso porque podría quedar escrita la igualdad efectiva ante la ley de todos los chilenos? ¿Acaso porque se podría asegurar educación en igualdad de condiciones para todos los jóvenes de nuestro país? ¿Acaso porque el acceso a la salud podría transformar, ahora de verdad, en un derecho irrenunciable para toda la población? ¿Acaso porque se reconocerían los derechos igualitarios de las minorías existentes en el país? ¡¡¡Horror de los horrores!!Dividamos Chile en dos períodos. Ello nos pondrá, al menos, más optimistas respecto al futuro. Pensemos en el Chile de hoy y en aquel posterior cuando aprobemos la Nueva Constitución.
FRASES POR CORREO “La desesperación lleva a la confusión. La tranquilidad puede conducir a la justicia”.