Los lectores podrán coincidir que en los últimos tiempos se suelen mencionar algunos términos y expresiones relativamente nuevos en el léxico político nacional e internacional. Por ejemplo “Nuevo Orden Mundial”, “globalismo”, “anti globalismo”, “colectivismo”, “territorios”, entre varios otros.
Muy lejos de enarbolar teorías conspirativas, se puede decir que el concepto de Nuevo Orden Mundial surge como resultado de lo que algunas corrientes de opinión y poderosos grupos económicos transnacionales consideran que el término del ciclo del sistema capitalista estaría próximo a su fin. Su reemplazo sería por otro sistema que sí pueda asegurar la satisfacción de todas las necesidades de la gran mayoría de la población del orbe.
Se consideraría entonces que es preciso cerrar ese ciclo e inaugurar otro que tampoco sería el sistema socialista como se considera comúnmente. Se trataría entonces de una idea que propende a establecer un gobierno mundial (global) cuyo centro residiría en la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Uno de los pilares del gobierno global y del Nuevo Orden Mundial sería el colectivismo en detrimento de políticas que se sustentan en prácticas individualistas. Los países, los Estados-Nación tal y como hoy son concebidos, darían paso administrativamente a “territorios” vinculados entre ellos según los recursos naturales y potencialidades económicas y de desarrollo que posean.
Los organismos internacionales multilaterales ideados originalmente como instrumentos de los países y no de carácter supranacional para promover la paz, la cooperación y el desarrollo de los pueblos, pasarían a ejercer un rol directriz en la aplicación de políticas globalistas. De hecho, los organismos o agencias de Naciones Unidas, vienen desempeñando un rol más activo en su objetivo de que los países cumplan con los acuerdos y tratados internacionales que hayan suscrito en diversos campos.
Los propósitos y objetivos de un eventual gobierno mundial, con miras al desarrollo integral de los países miembros de la ONU están contenidos en la llamada Agenda 2030, en número de 17 puntos que en general condensan las aspiraciones de desarrollo de la gran mayoría de los países que conforman la organización.
La Agenda 2030 debe su nombre a que, según se explicita en el mismo documento, se pretende que hacia ese año ya pudiera consolidarse el propósito de un gobierno mundial. Según algunos observadores la pandemia por Covid-19 ha venido a retrasar esos propósitos. Otros opinan que por el contrario la pandemia es un factor que podría llevar a apresurar esos planes.
La interrogante que surge entre muchos observadores independientes es qué país o grupo de países sería el pilar central al interior de la ONU para encabezar la ejecución de la Agenda 2030. Por ahora esa incógnita no está aparentemente resuelta.