La situación de expansión de los contagios con coronavirus en Chile se torna angustiante y altamente peligrosa. Contrasta con la tranquilidad que demuestra en cámara el Ministro de Salud que sale al paso de la propagación del virus dando cuenta de las felicitaciones que recibe nuestro país por la excelente cantidad de chilenos que se han vacunado para combatir el virus. No son pocos los que se preguntan por qué antes de cada informe debe estar el ministro con una introducción larga y hasta latosa, a veces. Hay gente a las que las cámaras atraen muchísimo.
Al margen de ese comentario, los peritos científicos, las sociedades médicas y los expertos, en general, insisten en que se han adoptado medidas atolondradas, erradas y que han contribuido a la propagación de los contagios. Entre esas, por ejemplo, permitir que la gente se volcara a las playas del país sin que mediara alguna suerte de coladero de modo de impedir que todos, al mismo tiempo, se fueran a los balnearios del país. Quizás si esa es la crítica más dura en contra de las autoridades de salud, aparte de críticas focalizadas de distintos sectores de la actividad económica ligada a la gastronomía, incluidos garzones; de los propietarios de gimnasios quienes reclaman, por ejemplo, con la permanente apertura de los malls y el cierre de los recintos deportivos los que, aseguran, son más seguros que los centros comerciales, etc.
Mientras tanto, efectivamente, la vacunación de los chilenos continúa a tranco ágil sumándose miles de compatriotas que ya han sido inoculados con la primera dosis y una cantidad importante con la segunda vacuna. Existe, al respecto, la creencia de que vacunados dos veces, punto menos que podemos sacarnos las mascarillas lo que, por cierto, es un error grave. Chile no estará libre de contagios hasta que, al menos, el 80 por ciento de la población haya recibido la doble vacuna. Incluso, en ese momento, dependerá de la evaluación que se haga al respecto. En todo caso, el abastecimiento de las vacunas ha sido muy positivo y la concurrencia de los chilenos para recibir tanto la primera como la segunda dosis ha sido más que aceptable.
Así transcurren nuestras vidas, entre errores y aciertos, entre dolores y esperanzas, dolores por la alta cantidad de fallecidos y contagiados y, esperanzas, porque nunca hay que perderla, ni siquiera en los peores momentos.
FRASES POR CORREO “A la desesperanza hay que vacunarla con urgencia con una buena dosis de optimismo”.