Un amigo del diario nos envió un WhatsApp en el que comenta la pandemia de coronavirus y otros aspectos ligados a la misma. Parte asegurando que el Covid-19 se ha dedicado a sembrar la muerte por todo el mundo, a quitar vidas hermosas que, de no existir el contagio, eran valiosas para todos, tanto en el seno familiar como en el trabajo o en el mundo social. Así, nos ha obligado a llorar más de lo que lo hicimos, en muchos casos, en toda la vida.
El comentario de nuestro lector-amigo, continúa afirmando que la pandemia no sólo nos ha quitado la vida, sembrando de muerte, sino que, además, ha sido capaz de quitarnos la libertad encerrándonos en nuestras casas por meses y meses, provocando una auténtica tortura, especialmente para quienes no disponen de los espacios necesarios como para hacer frente a tal medida. El Covid-19 nos ha mostrado en toda su dimensión en valor de la libertad, valor que sólo podemos apreciar permaneciendo presos en nuestros propios hogares.
Pero aquello no ha sido todo, de por sí grave y suficiente como para transformarnos la vida, porque, además, el coronavirus y su avance terrorífico ha dejado otras secuelas. El derecho humano a protestar por tanta mentira, ocultamiento de cifras, lucha enconada entre lo oficial y lo disidente, entre el gobierno y la apreciación de científicos y médicos. En medio, nosotros, como el jamón del sándwich, como la cecina del emparedado, sin voz, sin voto, sin derecho a que nuestras voces se sientan y graviten en el conflicto.
Como se aprecia, es mucho lo que nos ha ocurrido. Es demasiado para soportarlo, escribe nuestro amigo. Tampoco tenemos otro camino frente nuestro, sólo auto destruyéndonos en un encierro feroz, en medio de contagios y miles de muertes, con los brazos abajo y la boca cerrada, permitiendo que sólo la clase política, junto a científicos y médicos puedan opinar. Más delicado todavía cuando debemos aceptar que miles de desobedientes hagan lo que quieran, transmitiendo el virus por donde se les ocurra.
El WhatsApp culmina estableciendo que, en este mundo de los más fuertes, sólo ellos podrán resistir. De los más fuertes y de los multimillonarios.
FRASES POR CORREO “Uno de los más crueles castigos para el ser humano es hacerlos sentir impotentes”: