¿Le han servido tantos días de cuarentena voluntaria encerrado o encerrada en casa? ¿Ha tenido tiempo para reflexionar, para pensar en asuntos que normalmente no nos preocupan porque no los pensamos? ¿Por ejemplo, en lo frágiles que somos? ¿En lo débiles que somos ante circunstancias que, incluso, van más allá de nuestra comprensión? ¿En que simplemente las soluciones ante tantos enigmas de la vida no están directamente en nuestras manos sino que dependen del avance de la ciencia? Y ligado a lo anterior ¿había pensado alguna vez en lo relevantes que son los científicos y en lo importante de la investigación que llevan a cabo en silencio, casi escondidos del mundo normal?
El Covid-19 ha hecho, sin duda alguna, reflexionar a millones y millones de personas que han concluido que la vida tiene más colores de lo que pensábamos o, mejor dicho, que el negro y el gris tienen muchísimos más matices de los que creíamos. Nos ha hecho saber que la vida no es color de rosa cuando muestra, despiadada, su cara oculta y fea. El Covid-19 no está obligando a replantearnos el papel que debemos desarrollar como seres humanos. Ante nosotros se plantea la disyuntiva de cambiar o no cambiar. Tan simple como aquello.
Créannos que, al respecto, tratamos de ser lo menos negativos que podemos pero siempre cuando pensamos en una sociedad mejor, más solidaria y comprensiva y que ha logrado entender a fuerza de golpes que no vivimos aislados, que somos parte de un todo y que por ello debemos buscar en conjunto las formas de desarrollarnos para avanzar en procura de un mundo mejor, nos entristecemos pensando en los grandes y devoradores poderes económicos del país. Nos desalentamos al pensar que esas bestias bancarias, por citar un ejemplo, no van a cambiar, seguirán tratando de abrazar más dinero y que no darán un paso para humanizar sus actividades. Ya están dando muestras claras de ellos.
¿Qué nos queda, entonces? ¿Tratar de ser felices en medio de la mediocridad dejando que unos pocos crean que lo son porque cuentan más monedas que nosotros? Créannos, los súper poderes del país tendrán que rendir cuenta alguna vez de sus actos, sino en la tierra, ustedes bien saben dónde. Allá arriba, donde es difícil mentir, disimular o hacerse pasar por ser humano. Allá donde antes de llegar ya se sabe todo de nosotros.
FRASES POR CORREO “Allá, en el cielo, nadie será más rico pero todos seremos iguales, si es que los pasajes no son para el infierno”.