A través de un sitio web, las personas pueden compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el consumo cotidiano o aportar en una campaña de reforestación.
Un grupo de 10 familias agrupadas en la Red de Viveros Nativos de Curarrehue “Wiñolfe Anumka” lanzó un servicio de compensación de huella de carbono para personas y empresas, a través de la reforestación de bosque nativo, en Curarrehue, Región de La Araucanía.
La huella de carbono es un indicador ambiental para determinar la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos directa o indirectamente por una persona, organización, evento o producto.
A través del sitio www.winolfeanumka.com, las personas pueden compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el consumo cotidiano de alimentación, transporte, electricidad, viajes en avión o aportar a una campaña de reforestación, mientras que las empresas pueden iniciar el contacto para medir y luego compensar la huella que dejan sus procesos productivos.
La comunidad de familias fundadoras del proyecto ha trabajado por décadas en actividades relacionadas al bosque nativo, al cultivo orgánico y al turismo comunitario.
Los integrantes de la red dividen sus funciones en el cultivo de plantas nativas germinadas en viveros construidos dentro de sus propios predios y el trabajo de reforestación en terrenos cercanos al bosque nativo de la Araucanía Andina.
Rosa Parra es parte de las familias viveristas. En su predio se instaló un invernadero que generará nuevas plantas para esta temporada de reforestación que comenzó en mayo. Pero su relación con el bosque no se inicia con el proyecto, sino que la red entrega el sostén tecnológico y económico para contribuir a la regeneración del bosque que ella viene realizando por décadas, en una armónica relación con su entorno.
“El bosque para mí tiene mucha importancia porque es vida; es el pulmón en la Tierra. Y para mi comunidad, el bosque también es muy importante porque de eso vivimos, nos calefaccionamos y cocinamos nuestros alimentos. El bosque se cuida y protege para que nunca se termine”, expresó Rosa.
El coordinador del proyecto, Romà Martí, destacó “la participación de la comunidad local que recolecta y reproduce especies del bosque nativo” y “el equilibrio del proyecto en compensar huella de carbono a través de especies locales y no exóticas”.
También, Wiñolfe Anumka ofrece un programa de vinculación con el bosque para empresas y organizaciones, por medio de un contacto directo con la comunidad y el equipo técnico del proyecto.
“Las empresas pueden generar un vínculo con el bosque y sus equipos de trabajo participando en programas de reforestación y tomando responsabilidad en la restauración de los ecosistemas locales y fomentando la economía local del territorio”, dijo el coordinador.
El origen y la técnica de reforestación
Todas las familias que integran el proyecto son parte de Rutas Ancestrales Araucarias, un operador turístico que se fundó en 2016 para ofrecer servicios ligados a la cultura mapuche-pehuenche y al compartir con los visitantes prácticas ancestrales. En 2020, una conocida empresa de turismo de Pucón se acercó a Rutas Ancestrales Araucarias con la necesidad de compensar su huella de carbono. Este primer contacto fue clave para poner en marcha “Wiñolfe Anumka”.
“Después de esa conversación vimos que era una oportunidad para nosotros y muchos de nuestros socios y socias en Kurarewe, quienes están muy sensibilizados por el cuidado del bosque nativo”, agregó Martí.
El método de reforestación también posee sus particulares. La coordinadora de los planes de reforestación, Daniela Salas, valora la práctica comunitaria del proceso y entusiasmo que ha generado en viveristas y “guardianas del bosque”, estas últimas corresponden a mujeres encargadas de cuidar los núcleos de árboles plantados.
“La reforestación es comunitaria y las personas participan de todo el proceso, desde la recolección de semillas hasta la plantación. La técnica de reforestación es a través de núcleos de bosque nativo que corresponden a un grupo de árboles que se plantan en distintas proporciones y cercanos unos a otros. De esta manera, se cuidan creando condiciones de vida para todos, contrario a tener que sobrevivir de forma aislada”, explicó la ingeniera forestal.
Mayo y junio son los meses más relevantes para la reforestación y el proyecto busca completar sus primeros núcleos por medio de donaciones de campaña o la compensación de personas y empresas antes del fin de la temporada invernal.