No cabe duda que la prolongada situación de emergencia que soporta el planeta a partir de lo sanitario, está dejando graves secuelas en lo económico-social. También en el plano educacional.
El ministerio de Educación (Mineduc), se ha enfrentado a una tenaz oposición del gremio de profesores y de otros sectores políticos para una vuelta a clases. El ministerio se ha empeñado en conseguir apoyo de padres y apoderados, lo que ha logrado, aunque en número insuficiente.
Está comprobado que las clases a distancia no dan resultados ni siquiera cercanos a la asistencia de escolares a las aulas. En escuelas vulnerables muy pocos alumnos tienen conexión a internet. También hay quienes carecen de condiciones básicas para estudiar en sus hogares.
Niños y jóvenes, según algunas encuestas, prefieren clases presenciales y aducen que vía telemática no se concentran, que extrañan la interacción diaria con sus compañeros y que aprenden poco o nada. Algunos profesores, por su lado, han expresado que el modo a distancia implica un recargo de trabajo al utilizar técnicas de enseñanza y evaluación no habituales.
Los resultados educativos del año 2020 y lo que va de 2021, son muy deficitarios a todo nivel. Para algunos este largo periodo irregular está prácticamente perdido. Pero, el Mineduc ha incurrido también en errores como ha sido mantener el calendario escolar como si se tratara de un año normal.
La autoridad ha decretado vacaciones de invierno desde el 8 al 27 de julio. Como las clases han sido irregulares no parece razonable otorgar además vacaciones. Los alumnos no cambiarán su escenario habitual, pues deberán seguir con limitaciones de desplazamiento o confinados a raíz de la pandemia.
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F r a s e
“El que abre la puerta de una escuela cierra una prisión”
(Víctor Hugo)