Este domingo 4 es la fecha de la instalación en Santiago de la Convención Constitucional expresamente encargada de redactar una nueva Constitución de la República de Chile. En el edificio del ex Congreso Nacional, deberán sesionar los 155 convencionales durante por lo menos un año para dar cumplimiento a su trascendental misión.
Para esta misión se supone que las personas elegidas democráticamente, deberán dejar de lado posiciones sectarias, fanatismos e ideologías, porque así no se contribuye a acuerdos constructivos. Se debe trabajar para todos los chilenos.
No obstante lo anterior, ya se han dejado escuchar algunas modificaciones a los acuerdos previos sobre el funcionamiento de la convención. Es lo que sucede con representantes de pueblos originarios que desean realizar ceremonias ancestrales durante la inauguración este domingo.
Esos grupos están exigiendo además que se instale un sistema de interpretación simultánea del idioma castellano, oficial de Chile, al mapudungun. Son éstas peticiones desmedidas y fuera de lugar que no se compadecen con el propósito claramente delineado desde un comienzo de la Convención. Asimismo, hay grupos que ya han anunciado marchar desde la plaza Italia hacia la sede de la Convención rodeando el lugar.
También han anunciado marchas el Partido Comunista, cuyo presidente llamó meses atrás a “tomarse las calles” lo que sería un acto de presión inadmisible sobre los convencionales. El mundo feminista igualmente anticipó una marcha y su deseo que sea una mujer y no un varón quien presida la Convención en una expresión abiertamente discriminatoria. Otros grupos exigen asesores lo que dejaría en evidencia que quienes reclaman no cuentan con la preparación necesaria para su tarea.
Por su parte, el ministerio del Interior aseguró que el gobierno ha adoptado todas las medidas de seguridad que requiere la Convención, las que estarán a cargo de la fuerza pública. Lo que parece claro es que hay sectores empeñados en crear una atmósfera de polarización con lo que el ambiente de las sesiones no sería el más adecuado.
Lo deseable es que los 155 convencionales tengan la suficiente madurez y claridad de propósitos para cumplir su mandato democrático y evitar que esos objetivos se vean frustrados por la actitud de algunos sectores políticos.
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F r a s e
“Lo más sabio es el diálogo entre las diferencias”