Organismos internacionales como la Food & Agriculture Organisation (FAO) de Naciones Unidas, predicen que en unas décadas más la humanidad padecerá graves hambrunas. Señalan que la población mundial (7.800 millones), es excesiva y que por tanto no podrá ser alimentada.
En esto coinciden también grandes y poderosos intereses de los más acaudalados empresarios, familias, transnacionales, fundaciones que dominan las finanzas mundiales y que se reúnen en el Foro de Davos o en el Club de Bilderberg. Sostienen que la población del planeta debería ser menor o al menos dejar de crecer como hasta ahora.
Para ello, expresan que la economía y finanzas mundiales deben ser mejor administradas mediante un sistema único global que racionalice el uso de los recursos del planeta y los distribuya lo más equitativamente posible a cada persona. Pero, no mencionan que un sistema tal propendería a acrecentar su propio poder económico hasta lograr una total hegemonía.
La realidad indica que en el mundo hay muchos recursos inexplotados capaces de proporcionar alimentación y riqueza a los países. Con el rápido desarrollo técnico y tecnológico ya existe la capacidad de transformar el agua marina en agua apta para la industria, la agricultura, la minería y el consumo humano. En el norte de Chile (Caldera, Antofagasta), funcionan algunas plantas privadas desalinizadoras de agua que modificarán la fisonomía del hasta ahora árido desierto.
¿Por qué no podría suceder lo mismo en otros países con extensas superficies desérticas y marítimas? Asimismo, nuevos combustibles como el hidrógeno verde cambiarán sustancialmente las matrices energéticas contaminantes con mucho menor costo y considerables beneficios para la industria y el transporte.
A propósito de la población mundial China determinó en los 70 limitar cada familia a sólo un hijo ante su realidad de mil 400 millones de habitantes. Hoy, el gigante asiático observa que, con su política económica de corte capitalista, falta mano de obra. Por eso, ha dispuesto que las familias podrán tener hasta tres hijos.
Esta experiencia oriental es un indicador de que cuando una economía crece de modo sostenido no se debe pensar en disminuir la población. Por el contrario, se necesita aumentarla y eso en la convicción que a nadie le faltará trabajo. . . ni comida.