Los resultados de las últimas elecciones primarias presidenciales, depararon grandes sorpresas por los nombres y por las cifras y porcentajes, aunque hay también otros elementos. Llaman la atención las enormes diferencias de votos entre ganadores tanto en Chile Vamos como de Apruebo Dignidad.
Que en este último pacto pudiera ganar Gabriel Boric estaba dentro de las posibilidades, aunque Jadue lideraba las encuestas. Lo que no estaba en los cálculos de nadie ni menos de las encuestas es que Boric obtuviera un 60.63% y Jadue tan sólo un escuálido 39.47% de los votos.
Sobre la votación de Boric, comentan analistas de medios capitalinos que al parecer se dio lo que llaman una “votación estratégica”, es decir, electores que quisieron impedir un eventual triunfo de Jadue, tanto de derecha como de centro izquierda.
En el pacto Chile Vamos, muchos creían que el ganador iba a ser Lavín (31.30%) y no estaba claro que su rival más serio pudiera ser el independiente Sichel (49.11), el que al final logró una victoria muy holgada sobre Lavín, superándolo en todas las regiones.
En cuanto a la participación, consideran medios nacionales que fue alta tratándose de una primaria, puesto que superó anteriores elecciones de este tipo desde 2013. Sin embargo, no se debe desconocer que, de acuerdo al padrón electoral de más de 15 millones de inscritos, una participación en esta primaria equivalente a sólo un 21.4% del padrón es realmente mínima considerando el gran segmento de independientes.
Es un hecho que tuvo fuerte incidencia el de voto voluntario, la pandemia, vacaciones de invierno y fin de semana largo. Además, que una inmensa mayoría de la población desaprueba a los políticos que, a fin de cuentas, predominan en las elecciones.
Este panorama pudiera cambiar con el proyecto actualmente en trámite en el congreso que determinará el voto obligatorio y sanciones pecuniarias a quienes no concurran a votar. Mientras, el mundo político, está dedicado ahora a estructurar pactos electorales y uniones para noviembre de este año.
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F r a s e
“Quien tiene la voluntad, tiene la fuerza”
(Menandro de Atenas)
