Al fin las comunas de Villarrica y de Pucón han podido abandonar la ingrata, aunque necesaria en su momento, fase 2 del Plan Paso a Paso de restricciones por la pandemia del Covid-19.
Es decir, desde las 05.00 horas de ayer la población dispone de más facilidades en sus desplazamientos y, lo más importante, no habrá cuarentenas de fines de semana. Esto no significa que se puedan abandonar las medidas de autoprotección ampliamente conocidas.
Por el contrario, si se quiere dejar definitivamente las incomodidades de la fase 2 y aprovechar con criterio y prudencia los beneficios de esta fase 3 de preparación, lo razonable sería seguir manteniendo los cuidados y respetar las indicaciones que enmarca el Paso a Paso. Sería lamentable ahora dar un paso atrás en esta lucha contra el mortal virus.
Muchas personas se preguntan desde que el martes se conoció la buena nueva a qué se deberá puntualmente este avance si las calles se observan invadidas de transeúntes y de vehículos. La situación lleva a concluir que la respuesta tiene que estar en el proceso de vacunación.
Chile y particularmente estas comunas lacustres han sido reconocidos por su exitoso plan de vacunación. Ha habido dificultades, es cierto, aunque la mayoría de ellas tienen su origen en retrasos de los embarques desde el exterior y algún grado de descoordinación en la distribución en el país.
Ahora resta entonces que los jóvenes accedan solidariamente a la vacunación y que la cobertura de niños, adolescentes y rezagados se extienda cada día más rápidamente. Es de desear en este sentido que los procedimientos de inoculación pudieran extenderse a cada jornada laboral completa, con invaluables esfuerzos adicionales del personal de la salud.
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F r a s e
«El desorden no ayuda, desgasta»