Hace algún tiempo se instauró en Chile con sus más de 4 mil kilómetros de costa el “Mes del Mar” con el propósito de dar relevancia a una fuente extraordinaria de recursos alimentarios. No obstante eso, la abundante riqueza del mar continúa siendo sub-explotada y sub-valorada.
En las últimas décadas, sucesivos gobiernos han dejado de lado esta realidad por razones difíciles de explicar, pero que se pueden centrar en la falta de conciencia y de visión de presente y de futuro para aquilatar racionalmente los incontables recursos del mar que ya se los quisiera otro país.
En tiempos en los que organismos internacionales como Naciones Unidas y varias de sus agencias promueven activamente políticas de disminución de la población mundial por una presunta falta de alimentos, la existencia de invaluables recursos marítimos adquiere mucha mayor trascendencia para la existencia humana.
Algunos estudios científicos señalan que no es efectivo que la capacidad alimentaria de la tierra se encuentre en un límite crítico para atender las necesidades de la población.
Hay en la actualidad vastas extensiones de terreno sin explotar en América, Asia y África y en el mar. Además, está la tecnología de desalinización de agua de mar con fines de uso agrario y minero, como es el caso de Chile.
Naturalmente hay muchos otros argumentos que muestran cristalinamente que el mar merece más atención y más acción de los gobernantes chilenos en este sentido. El Mes del Mar es un enunciado que debe conducir efectivamente a la práctica decidida en la explotación de recursos de incalculable beneficio para el país.
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F r a s e
“Quien domina el mar, domina todo”
(Temístocles)