Debe existir entre la población chilena un porcentaje importante de jóvenes y no tan jóvenes, quizás cercano a un 20 o 30 por ciento del total de la población votante, que la construcción de la Nueva Constitución y los resultados del plebiscito del día 4 de Septiembre de este 2022, no les diga nada, por indiferencia, por desinformación o por estar muy marginados de la educación, de la lectura y con intereses existenciales muy distantes de la cuestión cívica y la problemática de interés común.
El resto, es decir el 70 o el 80 por ciento de la población chilena, que no es indiferente a este magno evento, estamos al “agüaite” de cómo evolucionan los trabajos de los Constituyentes, en un casi desesperado e histérico esfuerzo por cumplir con los plazos estipulados por el Parlamento para la entrega de esta vital encomienda. Ahora bien, las partes política y/o económicamente interesadas, ya sea por ser creyentes de una ideología determinada de la izquierda o de la derecha, lo mismo que los grandes propietarios chilenos y extranjeros de empresas, mineras, comercio, inmobiliarias, bancos, etc., etc., se las juegan a sangre y fuego por favorecer o desprestigiar los contenidos de esta Nueva Carta Fundamental que de una u otra forma, cambiará la vida de todos. El lobby es severo y las Redes Sociales, los medios de comunicación como los diarios, la radio y la TV, también se las juegan sutil o descaradamente por una u otra posición.
Invito a todos a leer el Borrador y luego la Nueva Constitución terminada. Juntarse, discutir, aclarar con otros confiables cada artículo y cada norma, cada principio y cada fundamentación, de modo que nuestro voto no sea producto del miedo, del lobby y de lo que nos tratan de meter a la fuerza las corrientes interesadas.
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