La verdad es que no conozco Dinamarca, sólo tengo información de este país nórdico por el cine, y otros medios y sé que aun que es una monarquía, también es un país con una democracia modelo en todo el mundo, con un gobierno elegido, atento y al servicio total de sus habitantes. Allí, se ve todo muy ordenado, confortable y civilizado, donde se ha abandonado el transporte vehicular individual para ir al trabajo, todo el mundo anda en bicicletas y donde el respeto y la conciencia por el bienestar social comunitario, el cumplimiento de las normas y la conciencia ecológica son de un estándar muy elevado. En realidad, nada huele mal en Dinamarca hoy por hoy.
Esto de que “Algo Huele Mal en Dinamarca”, no es más que una frase manida que solemos utilizar para señalar o describir, de manera crítica, episodios políticos o sociales de cierta importancia en la vida nacional derivado del drama Hamlet de W. Shakespeare, cuando los soldados de guardia ven como Claudio asesina a su hermano, el Rey, para luego casarse con su viuda y heredar el trono….allí dicen. “Algo Huele Mal en Dinamarca”
Bueno, y en efecto; ALGO HUELE MAL EN LA ARAUCANÍA. Lo digo como viejo ciudadano de Villarrica, pues desde aquí vemos como progresivamente el conflicto entre el mundo mapuche, el gobierno y las forestales se agrava, se expande, y se enreda en cuestiones tan delicadas y fatales como son la “lucha armada”, ocupaciones de campos, robos, asaltos y muerte a diario de personas inocentes. Existe un problema político real y de larga data entre nuestro pueblo originario mapuche del que todos somos parte social y genéticamente y el Gobierno de Chile, que ahora y no mañana, debe resolver INTELIGENTEMENTE Y CON VERDAD. De lo contrario, mañana será fatalmente tarde.
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