Curioso aunque no por ello menos anómalo es lo que sucede con un jardín infantil de Villarrica. Lleva más de dos años cerrado sin atender a los infantes. Es el Jardín “Pillancito” que se ubica en calle Marina de Gaete, de la Población Ancahual.
Antes de la pandemia funcionaba en forma aparentemente normal como dependiente de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI). Después quedó prácticamente abandonado en 2020 y 2021 por imperativos del Covid-19, hasta que este año comenzaron algunos trabajos de remodelación del local.
Sin embargo, la actividad educativa nunca se ha regularizado. Los intentos de refacción han resultado infructuosos. La empresa que asumió esas obras en el presente 2022 las ha dejado abandonadas y la actividad no se ha vuelto a poner en marcha.
Lo peor es que la JUNIJI y otras entidades del ámbito educacional han guardado extraño silencio. Se dirá que la responsabilidad es sólo de la Junta de Jardines Infantiles y por cierto la tiene. Pero también lo es de la Secretaría Regional Ministerial de Educación (SEREMI), como ente responsable dependiente del ministerio respectivo.
Lo anterior además del perjuicio evidente para los niños y para sus padres. Los pequeños han sido derivados a otros jardines lo que puede ser una solución transitoria. Sin embargo, los padres viven serias dificultades al tener que reformular sus habituales planes y horarios, según sus situaciones laborales.
La situación del Jardín Pillancito es inexplicable y no debería prolongarse más cuando la mayoría de los escolares hace tiempo que volvió a la actividad presencial.
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F r a s e
“La educación es la vida en sí misma”
(John Dewey)