La semana que termina ha sido muy activa en el plano político-comunicacional. Ha dado oportunidad para conocer una nueva faceta del Presidente Gabriel Boric, quien estuvo de visita oficial en Canadá, primero y en Estados Unidos, después para concurrir a la IX Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, California.
En Canadá fue recibido por el Primer Ministro Justin Trudeau, reconocido líder globalista, con quien abordó algunas similitudes en torno a reparaciones a pueblos originarios en ese país, recientemente. Como es obvio, el Presidente Boric expuso a su anfitrión los planes que su gobierno alienta al respecto contenidos en el proyecto borrador de nueva Constitución.
En Los Ángeles, no sería apropiado decir que el mandatario debutó con el pie derecho. Apenas llegado criticó al país sede diciendo que era “un error” de la Casa Blanca no haber invitado a Cuba, Venezuela y Nicaragüa a la cita hemisférica. Argumentó que mejor era tenerlos presentes para debatir en torno a sus gobiernos antidemocráticos.
En otro plano, el Presidente Boric se reunió largamente con varios representantes de importantes empresas privadas estadounidenses a quienes apaciguó señalando que Chile seguía siendo un buen país para sus inversiones y que su gobierno sólo pretendía hacer algunos cambios para adecuar al país a los tiempos actuales.
El Presidente se mostró en una nueva faceta política que hizo recordar al candidato de la primera vuelta al proyectar una imagen como la de cualquier otro líder social-demócrata, aunque más joven. Tampoco sus asesores tuvieron en cuenta que Estados Unidos posee un sistema de inteligencia de los más eficientes del mundo y que, por tanto, están muy al tanto de lo que suceda en Chile.
Bien se sabe que el proyecto borrador de la Convención y el gobierno unidos de modo indisoluble, no aventuran precisamente planes moderados estilo concertacionista y social demócrata. Más aún si en sus dos coaliciones habitan fuerzas de izquierda y extrema izquierda conocidas, aunque no por todos.