Quedan cuarenta días para la fecha señalada del plebiscito. No es mucho el tiempo para tomar grandes decisiones políticas que son indispensables para hacer posible la conducción futura de Chile a partir del día siguiente al 4 de septiembre y QUE DEBEMOS SABER AHORA.
No es desconocido para nadie de que las alternativas que devienen de lo que resulte de la votación del plebiscito nos dejarán a los casi veinte millones de chilenos con la pregunta en la boca. ¿Y ahora qué? ¿Qué haremos en lo inmediato y en el largo plazo, con cualquiera de las dos opciones que resulte ganadora con una mayoría relativa? Por lo pronto, si gana el Apruebo, como si gana el Rechazo, se necesitará con prontitud, saber qué hacer con este logro para que la población chilena tenga claridad sobre su destino, es decir, saber con certeza cuál es la planificación estratégica que tiene pensada nuestra clase política, nuestras autoridades, el Gobierno, los partidos políticos y el Parlamento en relación a la aplicabilidad real de la Nueva Constitución en caso de ganar el Apruebo. Si se realizarán modificaciones para aterrizarla a un plano plausible o se dejará tal cual. ¿Cómo, cuándo y por quienes? Ahora, por el otro lado si gana el Rechazo y nos quedamos con la Constitución del 80, a la que “moros y cristianos” desconocen su validez. ¿Qué haremos? La derecha no presenta programa alguno como para creer que realmente quieran cambiarla. El parlamento está por aprobar los 4/7, para facilitar los cambios, pero no aparece públicamente un plan convincente en donde se indiquen los cambios que se harían. Demasiado silencio sobre cuestiones que deberíamos tener muy claras. Nuevamente quedaremos divididos en dos mitades. Si gana el Apruebo, no es el Gobierno el que gana. Si gana el Rechazo no es la derecha la que gana. Ambos potenciales logros deben ser considerados como triunfos populares y de validez relativa.
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